Iluminar más gastando menos es posible ( y más fácil de lo que parece)

Cada ambiente y cada uso necesitan su propia calidad de luz, en su justa medida

David Quesada
David Quesada

Redactor jefe de Arquitectura y Diseño

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Jugar con las superficies claras te ayudará a multiplicar la luminosidad sin añadir vatios, como hizo Jaime Beriestain en este piso de Barcelona.

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Una distribución eficaz de los puntos de luz nos ayudará a optimizar el consumo de energía. Desde Reparalia aconsejan no colocar más de un punto de luz por cada diez metros cuadrados de superficie. Proyecto de Aires Mateus.

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Combinar varios tipos de luz en una estancia la enriquece visualmente. En este apartamento, Minas Kosmidis utiliza luz oculta perimetral para aportar relieve a las superficies, mientras que la lámpara de pie crea un rincón de lectura allí donde se necesita, junto al sofá

MARSET HR PU-ERH WITH AMBIENCE 2.

Una lámpara pasa la mayor parte del tiempo apagada, por lo que siempre hay que tener en cuenta su contribución al aspecto de un espacio. La colección Pu-erh, de Xavi Mañosa para Marset, se distingue por su piel cerámica con un delicado efecto de seda plisada.

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En el baño prima la funcionalidad y el aprovechamiento del espacio, por lo que son preferibles las soluciones integradas en el mobiliario, especialmente los espejos. Es lo que han hecho Jan Smits y Kati Alliët en el espacio de la imagen.

SANTACOLE TABLE LAMPS Cesta Metalica Pericas  Carlos 14.

Las lámparas portátiles, como la Cesta, de Miguel Milá para Santa & Cole, permiten recrear una atmósfera cálida en cualquier rincón.

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En la cocina, combina luz homogénea, que no genere sombras, e iluminación específica para las áreas de trabajo. Con un buen Índice de Reproducción Cromática (IRC) y una baja emisión de calor para apreciar correctamente el estado de los alimentos sin alterar sus cualidades.

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Domótica y ahorro energético siempre van de la mano ya que a través de ella podemos programar el encendido de grupos de luz para crear ambientes o controlar su potencia. Los sensores de movimiento (como Tadfri, de Ikea, en la imagen) son especialmente útiles en zonas de paso.

Afirma el gran maestro Miguel Milá, autor de algunas lámparas icónicas del diseño español como la Cesta o la TMM, que la mejor luminaria es la que alumbra y no deslumbra. Una perogrullada que sin embargo no parece tan fácil de trasladar a un proyecto de iluminación concreto. Porque demasiado a menudo nos encontramos con espacios “aplanados” por una luz excesiva en aras de una buena visibilidad mal entendida. Y su contrario, lugares en los que casi hay que ir a tientas por una idea equivocada de intimidad o de ahorro energético.

La iluminación eficiente no solo hay que entenderla en términos de consumo, sino también desde el punto de vista estético y emocional. Es la que nos permite interpretar un espacio y todos sus atributos –profundidad, amplitud–, a la vez que ayuda a reforzar nuestros ciclos biológicos naturales de actividad y descanso, induciéndonos sensación de bienestar.

Todo ello es posible con los nuevos avances de la fuente de luz por antonomasia de nuestro tiempo, el LED, que en los últimos años ha mejorado notablemente sus prestaciones –con índices de reproducción cromática (IRC) próximos a 90, que ya igualan a los de las antiguas bombillas incandescentes, y una mejor capacidad de producir luz cálida– mientras su precio no deja de bajar. Su uso inteligente es la mejor garantía de un espacio bien iluminado, confortable y eficiente.

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