Ikea piensa en verde
La empresa sueca añade a su catálogo una bicicleta y experimenta con una cocina hecha con botellas de plástico recicladas
En los últimos tiempos pocas empresas han influido tanto en nuestro estilo de vida como Ikea. ¿Quién diría hace unos años que todos soñábamos en España con una casa de estilo escandinavo? Consciente del poder de su catálogo y de la necesidad de crear entornos más sostenibles, la firma sueca se ha lanzado a comercializar todo tipo de productos verdes –no solo mobiliario– y a experimentar con nuevos sistemas de producción menos dañinos con el medioambiente.
En su colección en edición limitada PS 2017, a la venta a partir de febrero, ya incluye productos hechos de materiales reciclados y hace pocos meses nos sorprendió con un huerto casero para comer alimentos frescos durante todo el año. Como Ikea desea que estemos en buen estado de salud y no contaminemos, el siguiente paso ha consistido en sacar una bici, la Sladda, pensada no tanto para pasearte en plan hipster como para hacer recados. Es el SUV de las bicis, como se deduce de que se venda como complementos un robusto carrito y una parrilla delantera, además de bolsa, casco, candado. Pesa 16 kg y su cuadro es de aluminio; el freno delantero, de disco, y el trasero, de contrapedal. Advertimos, eso sí, que solo tiene dos marchas, así que ojo en ciudades de muchas cuestas como Madrid o Barcelona.
En el campo del I+D, Ikea acaba de crear junto al estudio sueco Form Us With Love la unidad de cocina Kungsbacka, hecha cada una con 25 botellas de plástico y madera de uso industrial recicladas. "Una botella de plástico no es un desperdicio, es un recurso", destaca Jonas Pettersson, director general del estudio. "Y esta cocina demuestra que estos materiales se pueden utilizar para los artículos de uso doméstico producidos a gran escala. Basta de excusas para no seguir adelante". Su idea es que la cocina se viera como "una camiseta negra ajustable"; es decir, elegante y práctica. Por su parte, Ikea espera que su esperanza de vida sea de 25 años y el gran reto es que resulte asequible. En opinión de Anna Granath, desarrolladora de productos de Ikea, "la sostenibilidad debería ser para todos, no sólo para aquellos que pueden pagarla".