Anticípate al frío con estas ideas para disfrutar de un calor saludable
Escoge la mejor forma de calentar tu casa en sintonía con tu salud y la del entorno.
La mejor calefacción no es solo la que menos gasta, sino también la que mima tu salud y la del medio ambiente contribuyendo a un entorno más sano. Sigue estos consejos, olvida el frío y el derroche, y abrígate con el calor más confortable.
¿Qué sistema me conviene más?
El que se adapte mejor a las características del clima y de la casa. Por ejemplo, la bomba de calor está indicada para climas cálidos, en los que la temperatura exterior no baja de los 7 °C (y el mismo aparato sirve también como aire acondicionado en verano).
Los más eficientes son los radiadores acumuladores cerámicos, que consumen energía cuando es más barata (ideal si tienes una tarifa con discriminación horaria).
En zonas más frías, el gas natural sigue siendo la opción con más ventajas económicas, sobre todo si se tiene una caldera de alta eficiencia energética y la ayuda de acumuladores solares. La factura de la calefacción con radiadores eléctricos es la que sube más.
El párquet y la chimenea son un buen combinado.
¿A cuántos grados pongo el termostato?
Los expertos recomiendan que ninguna estancia baje de los 15 °C, porque sale más caro calentar un espacio que está muy frío. La temperatura de confort de día es de 20-22 °C.
De noche, en los dormitorios, no hay que superar los 18 °C.
¿Qué mejoras puedo hacer en mi sistema para reducir el consumo?
La calefacción a gas se puede apoyar con la incorporación de unos acumuladores solares que precalientan el agua. Instalarlos supone una inversión inicial de unos 3.000 € que se amortiza en unos cinco años. Otra medida es colocar paneles reflectantes metálicos (en tiendas de bricolaje valen unos 8 €/u) detrás de cada radiador, eléctrico o de agua. Así el calor no se acumula en la pared, sino que se propaga por el aire y ahorra hasta un 30%.
También hay que purgar los radiadores (sacarles el aire) antes de poner en marcha la calefacción por primera vez en la temporada.
Ayudas para conservar el calor
Los cristales dobles, que pueden acoplarse a las antiguas puertas y ventanas de madera, reducen un 23% la pérdida de calor. Mientras que el aislamiento de las paredes que dan al exterior, puede mejorarse forrándolas por dentro con paneles de madera o corcho, sin necesidad de realizar obras. También hay que recordar que los burletes de silicona o caucho evitan la entrada de aire frío por las ventanas y los cajones de las persianas –como las escobillas debajo de la puerta de entrada–.
Baja las persianas y cierra las cortinas cuando no necesites luz natural, sobre todo en las ventanas que estén orientadas al norte.
¿Regulo cada radiador por separado?
Instalar válvulas con termostato (manuales o programables) en cada radiador puede representar un ahorro del 20%. Permiten, por ejemplo, que no se pierda energía calentando los dormitorios durante el día. Cuestan de 20 a 100 €.