Las cúpulas geodésicas son para el invierno

Por la noche, al encenderse, parecen los ojos del bosque. Las tres cúpulas geodésicas de Dômes Charlevoix son un nuevo concepto de alojamiento ecológico en el macizo de Charlevoix, cerca de la ciudad canadiense de Quebec, donde se esconden todo lo posible entre el paisaje. Están levantadas sobre plataformas de madera en la ladera de una montaña y se accede a ellas a través de un sendero entre árboles que arranca en el aparcamiento común. Diseñadas por el estudio Bourgeois Lechasseur Architects, son la primera fase de un proyecto turístico más grande.

Esa plataforma es una terraza con jacuzzi, sauna y orientación sur, desde se obtienen unas privilegiadas vistas al entorno natural, con el discurrir del río St. Lawrence al fondo. La calefacción es por suelo radiante en un piso de cemento pulido. El calor resulta así constante y regular por toda la cúpula. El tapizado gris de las paredes y la estufa consiguen que la atmósfera sea cálida y acogedora. En el centro se encuentra una zona de servicios, con una cama al frente y la cocina detrás, de diseño muy contemporáneo. Unas escaleras de madera llevan a un segundo piso con otro dormitorio que goza de impagables vistas sobre la arboleda.

Patentadas por el arquitecto Buckminster Fuller, quien las dio a conocer a todo el mundo en la Exposición Universal de Montreal de 1967, las cúpulas geodésicas se componen de módulos triangulares o hexágonos que forman una suerte de colmenas. Aunque livianas, tienen una estructura extraordinariamente fuerte, y al estar tan expuestas al sol, consiguen un grado de insolación que las hace aptas incluso para las temperaturas bajo cero del invierno canadiense.