Potts cree que los protectores faciales biodegradables podrían ser una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que los de plástico, que han comenzado a tener un impacto en nuestro medio ambiente como "desechos Coronavirus".
Y es que no se olvida que el plástico es un material asombroso y nos ha permitido viajar al espacio exterior, bucear en aguas profundas y fabricar los inhaladores, que ahora más que nunca necesitamos para salvar vidas.
"Quiero combinar las ventajas de la tecnología con la sostenibilidad para formar un protector facial que se puede imprimir en 3D a partir de plástico reciclado con una receta de bioplástico para que la gente lo haga en casa", declara Potts.
Ojo, el color y la estructura exacta de cada escudo depende del alimento del que está hecho y de las flores con las que se tiñe.
"Normalmente lo recojo de los mercados de alimentos locales, las carnicerías y los hogares", comenta Potts. "La mayoría de las verduras y frutas se pueden convertir en tintes que actúan como un azúcar natural para dar flexibilidad al bioplástico, mientras que las proteínas se pueden usar para dar fuerza al plástico en sí", asegura.