Metales: no es oro todo lo que reluce (pero deberías conocer sus virtudes)

Estos materiales fundamentales para el desarrollo de nuestra civilización son a un mismo tiempo preciosos, tóxicos, escasos, abundantes y reciclables

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David Quesada
David Quesada

Redactor jefe de Arquitectura y Diseño

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49f5e7590b0b8f62cea8d64d94c25d45. [04] Se pueden reciclar

Los metales se caracterizan por sus increíbles propiedades y versatilidad, y también por los graves impactos ambientales que se producen en las explotaciones mineras y durante su procesado y fabricación. En cambio, también ofrecen una excelente reciclabilidad ya que la mayoría pueden ser fundidos una y otra vez sin ver mermadas sus propiedades. El problema suele producirse, como en todos los materiales, al encontrarse mezclados diferentes tipos de metales. A diferencia de los plásticos, los metales pueden separarse de una manera más o menos eficaz, pero eso siempre implica un mayor consumo energético y emisiones tóxicas. En la foto, librería Plan, de Francesco Rota para Lema.

089fa7d1ade72f1c40b6c8fc1e3ebf65. [02] No siempre habrá cobre

Una vivienda media puede contener hasta 90 kg de cobre, mientras que un coche eléctrico alcanza los 75 kg del metal, el triple que un vehículo de gasolina. El cobre es uno de los recursos considerados estratégicos por ser escaso e insustituible, y todos los indicadores dan muestras de su agotamiento. El 60 % de las reservas globales ya han sido explotadas y sin embargo solo se recicla un 30 % del material residual. La descompensación entre la demanda de material y su stock limitado demuestra cómo el reciclaje tiene un fin económico y social más allá del meramente ecológico: garantizar el suministro y disponibilidad de uso. Los metales, aunque reciclables, son recursos no renovables y en el planeta solo se dispone de una cantidad limitada. En la foto, lámparas Copper Round, de Tom Dixon.

 

lifestyle CHA340200V2-11 2048x. [03] Las dos caras del aluminio

​El aluminio es el tercer elemento más abundante del planeta, pero por desgracia para nosotros no se encuentra en la Naturaleza en forma de metal, sino de óxido. Lo peor es su explotación. La bauxita es el mineral del que se extrae el aluminio y sus yacimientos se encuentran en el cinturón subtropical, por lo que las zonas selváticas se ven afectadas por la minería. Junto a la pérdida de biodiversidad, la enorme cantidad de energía necesaria para refinar el mineral en metal se transforma en una huella de carbono de al menos 12 CO2 por cada kg de aluminio producido, lo que equivale a diez veces más que el acero. Sin embargo, si se recicla, al evitar la extracción del mineral, se reduce en un 90% la energía utilizada. En la foto, Aluminium Chair, de los Eames y editado por Vitra.

sartén de hierro. [05] Salud de hierro

El hierro, en sus diferentes formas como aceros o fundiciones, es la familia de metales por excelencia. Su elevada densidad, concentración de uso e incluso el magnetismo hacen que prácticamente se recicle todo el hierro que se utiliza. Es tal su tasa de reciclaje que técnicamente podría considerarse como un material ilimitado, lo que refuerza un perfil sostenible tanto en lo ambiental como en lo económico. Sin embargo, su impacto ambiental puede variar drásticamente según su lugar de producción: más de la mitad del hierro mundial se produce en China con una alta carga contaminante al basarse en la quema de carbón. Por otro lado, los tratamientos contra la corrosión como el cromo de los inoxidables, el electrocincado en los galvanizados o los disolventes de las pinturas se convierten en un peligro para la salud sino se realizan siguiendo procesos seguros y controlados.

Minas de metal

Los metales han sido protagonistas de los éxitos y fracasos de la humanidad. La primera civilización europea del bronce, el Argar, en el sudeste de la península Ibérica, triunfó gracias al diseño y fabricación de objetos de este material. Sin embargo, la devastación de su entorno para encontrar nuevos yacimientos y las necesidades de madera para alimentar las fundiciones desencadenaron un colapso ecológico que les hizo desaparecer. Algo parecido a lo que ocurrió en Inglaterra durante la Revolución Industrial. La ingente demanda de energía de la siderurgia llevó a agotar los bosques ingleses, lo que provocó que se comenzara a quemar carbón mineral, a la postre desencadenante del cambio climático. Y uno de los más inesperados giros de la historia protagonizado por un metal es el caso del plomo y el Imperio romano. Los gobernantes de Roma bebían agua canalizada en tuberías de plomo, consideradas de mayor calidad y estatus. Lo que ocurre es que este metal pesado migra al agua y causa la enfermedad del saturnismo, que afecta a las capacidades intelectuales, lo que ha sido considerado por algunos historiadores como causa de la decadencia de Roma.

Desechos de metal

Metales como el plomo, el mercurio, el cromo o el cadmio han sido los protagonistas de los grandes problemas de toxicidad relacionada con los materiales. Por fortuna, a nivel de usuario, los metales y componentes metálicos más tóxicos se han prohibido o regulado su uso. El omnipresente acabado cromado tradicional realizado con Cr VI, que es un cancerígeno de primer nivel, fue sustituido por el Cr III, más seguro durante su uso, aunque continúa generando problemas de salud durante la fabricación. El uso del plomo, utilizado hasta hace pocas décadas en múltiples aplicaciones, como aleante del hierro, en las soldaduras y hasta en juguetería y productos de consumo, se ha limitado por el alto riesgo que presenta para la salud.

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