Fue en Brianza, en el norte de Italia, durante la década de 1960, donde se originó el fenómeno del diseño italiano. Brianza es una tierra donde la historia de muchos pequeños talleres artesanos fundados a principios del siglo XX se entrelaza con la de los grandes maestros del diseño italiano que estudiaron en la escuela de arquitectura de la cercana Milán. La historia de Flexform se inscribe en este contexto histórico.
Sesenta años después de su fundación, su producto sigue rigiéndose por el criterio "kilómetro cero": todo se produce en Meda, sus cualificados artesanos son de la zona y los criterios de selección de los productos de máxima calidad también llevan el sello made in Italy. La historia de esta marca empieza en 1959, cuando los hermanos Galimberti abrieron un taller artesano al que llamaron Flexform di Galimberti. Los hijos transformaron el taller en fábrica, y en 1967 Flexform se convirtió en sociedad anónima.
La intuición llevó a la familia a buscar la cooperación de los más grandes diseñadores del momento: Joe Colombo, Asnago-Vender, Cini Boeri, Rodolfo Bonetto y muchos otros. Con el joven arquitecto Antonio Citterio, la empresa inició en esos mismos años una evolución de crecimiento empresarial que dura todavía hoy.
Los años setenta fueron testigos de un punto de inflexión en la forma de concebir el producto. Una vez abandonados los estilos del pasado, el producto se vuelve cada vez más original y contemporáneo. En esta década, la familia también comprende la importancia de abrirse a nuevos mercados. Ya en el nuevo milenio, inicia un programa de internacionalización a través de la apertura de flagship stores Flexform.
Su identidad y su éxito se basan en un sistema de valores compartidos que son el verdadero corazón del proyecto empresarial: elegancia atemporal, confort, calidad, coherencia en el diseño, contemporaneidad, belleza y durabilidad. Su ética pasa por la profesionalidad, pues la vida de un producto es un valor fundamental para lograrla: lo que dura mucho crea menos residuos.
La producción de sofás es el corazón del negocio de esta empresa, con un estilo fundado en valores clave que poco tienen que ver con las modas y mucho con la elegancia y la discreción, pues el valor estético de la elegancia reside en lo que se resta, no en lo que se añade. En palabras de Antonio Citterio, "el rasgo común de todos los productos Flexform es que son fácilmente reconocibles, diseñados para el uso diario y siempre fáciles de utilizar".