El célebre reloj de sobremesa Static de Richard Sapper vuelve más renovado que nunca
La firma Lorenz pone a la venta una nueva versión en varios colores y acabados de esta icónica pieza de relojería del diseñador alemán.
Gracias al reloj Static Richard Sapper ganó en 1960 el Compasso d’Oro.
Cuando en 1960 el alemán Richard Sapper diseñó el reloj de sobremesa Static no era consciente de lo aplaudido e icónico que rápidamente pasaría a ser. Producido por Lorenz, ese mismo año le hizo ganar el Compasso d’Oro, uno de los premios más prestigiosos en el mundo del diseño. ¿Qué es lo que le hace de lo más especial? Pues el hecho de que se trata de un reloj con contrapeso en posición diagonal que parece que está semi suspendido. Su base apenas es perceptible por el ojo humano y, como puedes comprobar por ti mismo, da la sensación de que levita sobre la superficie por obra de magia. Aunque eso sí, todo sea dicho, mediante una caja estática queda del todo inmóvil. Sin duda, se trata de una creación adelantada a su tiempo que, décadas después, no ha perdido ni un ápice de la fascinación que genera.
Aunque durante años ha sido muy demandado, no ha sido hasta ahora que la firma Lorenz lo ha reeditado.
Tras años siendo reclamado por los seguidores de Sapper, el nieto del fundador de Lorenz, Pietro Bolletta, ha decidido reeditarlo. Tal como él mismo explica, "desde niño vi varios de estos relojes en nuestra casa familiar, así como en la oficina de mi abuelo (Tullio Bolletta, el fundador de Lorenz). Una de las peculiaridades de este reloj es su capacidad para volver a su posición vertical después de acostarse sobre una superficie plana. Este ‘truco’ siempre se ha utilizado para explicar a nuestros amigos la razón por la que es considerado un reloj estático". Aunque la idea de ponerlo nuevamente a la venta le vino a la cabeza en 2015, no ha sido hasta ahora que su propósito se ha materializado.
El nuevo Static ya puede adquirirse en color rojo, negro o blanco; o con acabados en oro, acero y bronce.
El nuevo Static ahora renace en unas versiones lacadas en rojo, blanco y negro, así como con unos acabados metálicos cepillados o pulidos en oro, acero o bronce. Tenerlo en casa, en la oficina o donde prefieras, sin lugar a duda, es poseer un pedacito del diseño más puntero del siglo XX.
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