Milán fue un año más el epicentro del diseño internacional. La gran cita del Salone del Mobile continúa siendo el encuentro de creatividad más importante y del que se habla el resto del año. La cita reunió en un mismo lugar a las mejores marcas de lujo del mundo y puso de relieve las tendencias que guiarán nuestro futuro más inmediato. Y si desde nuestra cabecera llevamos años apostando y defendiendo el valor de la artesanía, el nuevo sinónimo de lujo cuyo interés reside en recuperar el valor de los objetos únicos y genuinos, la feria internacional más importante del sector también lo corroboró.
La habitación
En esta edición, el sello artesano quedó respaldado, entre otros, gracias a la artesanía de Castilla-La Mancha, cuna de artesanos que guardan oficios y técnicas ancestrales que honran la identidad de la tierra. A través de la nueva marca de calidad, Legado Artesano, custodiada por 700 artesanos de la región, su presencia se materializó con Arachne, un espacio ideado por la diseñadora manchega Natalia Ortega, de Worn Studio, que representaba un dormitorio completo con esencia animalaria.
El nombre hace referencia a la lámpara con forma de araña y a los acabados textiles de sus piezas. De este modo, se inspira en el mito grecorromano de Aracne (del griego araña) una tejedora cuyos bordados eran tan maravillosos que se atrevió a desafiar a la diosa Atenea. Una metáfora que resalta la minuciosidad de los trabajos artesanos de la región.
Lámpara como colmillo vidriado
La artesanía de Castilla y la Mancha se desplegaba en la habitación como una araña que teje —en materiales diversos y con formas zoomórficas— camas con patas de metal hechas con espadas, lámparas como colmillos vidriados o espejos y mesitas. Y es que la multidisciplinariedad es la cualidad y el hilo que unía a Arachne con el inconfundible talento manchego.
Cama con espadas