Como muchos de los jóvenes fotógrafos de su época, Ferran Freixa realizó a finales de los años setenta y principios de los ochenta una serie de viajes que marcaron, con su carácter iniciático, la manera con la que el creador contemplaría el mundo que le rodeaba. Holanda, Italia, Francia, Portugal... Los destinos seleccionados por el barcelonés quedarían atrapados en imágenes con las que Ferran Freixa fue cimentando, poco a poco, los fundamentos de su mirada. Uno de esos destinos sería motivo de dos viajes, realizados en 1987 y 1992, que marcarían la carrera del fotógrafo. La exposición Volviendo a Marruecos, abierta en el museo Can Mario –sede en Palafrugell de la Fundació Vila Casas– hasta el 27 de noviembre, muestra una selección de fotografías tomadas en el país norteafricano y presentan, por primera vez, un Freixa subyugado ante la presencia de la figura humana.
Realizadas en sus viajes de 1987 y 1992, las escenas marroquíes retratadas por el fotógrafo barcelonés Ferran Freixa tienen a las personas como inesperadas protagonistas. © Arxiu Ferran Freixa, VEGAP, Girona, 2022.
Foto: Arxiu Ferran Freixa, VEGAP, Girona, 2022
Reconocido como uno de los máximos exponentes de la generación catalana de fotógrafos de la década de 1970, Ferran Freixa (Barcelona, 1950 – Sant Vicenç de Montalt, 2021) comenzó su carrera como diseñador gráfico y fotógrafo especializado en arquitectura. De formación autodidacta, su contribución a las páginas de Arquitectura y Diseño resuena en el modo en que Freixa fijaba su cámara ante objetos, interiores y edificios. Su interés por reducir las construcciones arquitectónicas a formas simples y geométricas y su sensibilidad para resumir los caprichos de la arquitectura vernacular en ejercicios de puro grafismo encontraban en la luz su principal herramienta de trabajo. Arquitecturas que parecen dibujadas por una luz con la que el autor intensificaba las líneas, subrayaba las texturas, delineaba los espacios y daba profundidad a las fachadas.
El rigor compositivo, fundamental en su aproximación al arte fotográfico, caracteriza la serie de instantáneas que Ferran Freixa obtuvo durante sus estancias en el país magrebí. © Arxiu Ferran Freixa, VEGAP, Girona, 2022.
Foto: Arxiu Ferran Freixa, VEGAP, Girona, 2022
La muestra Volver a Marruecos, comisariada por el Archivo Ferran Freixa y la Fundación Photographic Social Vision y producida por la XII Biennal de Fotografia Xavier Miserachs, presenta diecinueve copias de época, inéditas en su mayoría. Escenas que cautivaron al autor durante sus dos estancias en tierras marroquíes y que revelan la voluntad del fotógrafo de preservar un cierto estado de las cosas. Un Marruecos atemporal, un país que parece detenido en el tiempo, congelado en la quietud y el silencio. El maestro de las luces y las sombras encontró en las áridas escenas del norte de África una alegoría de la frágil condición del ser humano. Las figuras que deambulan ante su objetivo parecen permanecer a la espera de un giro cinematográfico. Personajes mudos atrapados en el rastro fugaz de un mundo que se desvanece tras un breve instante.
Las mesas de restaurantes, un motivo que ya había fotografiado en Italia y Francia, se convierten tras su paso por Marruecos en el referente de un creador con un lenguaje visual propio e intransferible. © Arxiu Ferran Freixa, VEGAP, Girona, 2022.
Foto: Arxiu Ferran Freixa, VEGAP, Girona, 2022
Con sus sugestivas imágenes de equilibrada composición, la obra de Ferran Freixa protagoniza uno de los grandes descubrimientos de la XII Biennal de Fotografia Xavier Miserachs, el evento que ha puesto Palafrugell en el mapa de la fotografía internacional. Hasta el próximo 9 de octubre, la Biennal reúne, en la población de la Costa Brava que tuvo al escritor Josep Pla como uno de sus más insignes conciudadanos, una selección de ocho grandes exposiciones con nombres propios que van de la francesa Sabine Weiss –con la primera retrospectiva en el estado español de esta fotógrafa, fallecida el pasado diciembre– a figuras primordiales de la fotografía catalana como Francesc Català-Roca, Antoni Campañà y el propio Xavier Miserachs que da nombre al evento. Una edición de la Biennal con un programa de actividades que incluye visitas guiadas, charlas, proyecciones y teatro y que propone, sin salir de Palafrugell, embarcarse en un viaje guiado por la sugerente fuerza narrativa de la mejor creación fotográfica.