Desde el confinamiento los seguidores del Instagram de Jaime Hayon hemos sido espectadores de su renovado interés por la pintura. No es una cosa nueva: Jaime nunca dejó de pintar y mucho menos de definirse como artista/diseñador. Muestra de ello son sus innumerables cuadernos de dibujos, atiborrados de ideas, coloristas, abigarrados, intensos. Quien le conozca y sepa del grueso estuche de lápices y rotuladores que lleva siempre consigo sabrá también que nada le desconcierta más que que le pidan prestado un lápiz; para él todos son imprescindibles y desprenderse de uno de ellos le crea cierto desasosiego. Deduzco que lo mismo le pasa con los pinceles ahora que la tranquilidad del confinamiento le ha devuelto a esa actividad con más fruición que nunca.
Los beneficios de la venta de las veinte botellas de champán numeradas serán para ONG cuyo objetivo es repoblar el mundo de árboles.
Foto: Maison Ruinart
El talento artístico de Hayon ha tenido un feliz y natural encuentro con el espíritu innovador de la histórica Maison Ruinart en el proyecto que les ha unido. La firma siempre ha tenido un sólido compromiso con el mundo del arte, indesligable por otro lado de su visión de la sostenibilidad, de cómo la creatividad humana puede ponerse al servicio de la defensa del planeta. En su estudio de pintura, Hayon se enfrenta ahora a un díptico enorme, dos lienzos de 2 x 1’80 metros, que se expondrá en ARCO de la mano de Maison Ruinart. Esa pintura es a su vez el origen de una edición limitada de veinte botellas magnum pintadas por el creador. Para ello ha utilizado como "lienzo" el revolucionario estuche Second Skin que Maison Ruinart lanzó en 2020 como alternativa a los tradicionales embalajes. Realizado con fibra de madera certificada de bosques ecogestionados, Second Skin encarna la visión de la firma de un lujo más respetuoso con el medioambiente. Las botellas, diferentes entre sí, van numeradas y se venderán en una subasta cuyos beneficios irán a parar a la ONG (R)Forest Project, cuyo objetivo es repoblar el mundo de árboles. La idea fue de Fabien Vallerian, director de Arts & Culture en Ruinart, que conoció a Jaime en la etapa en la que ambos colaboraban con la firma de cristal Baccarat.
Hayon ha basado su obra en el apoyo de Maison Ruinart a la sostenibilidad del planeta.
Foto: Maison Ruinart
Imaginario personal
El gran díptico creado por Hayon lleva por título Floating Cosmos, y en él se observan numerosos objetos de la cosmogonía personal del artista flotando en el lienzo. Según él explica: "Es una especie de proceso inverso al del diseño. Normalmente hago un boceto del cual se materializa después un diseño, en este caso es al revés, dibujo para el cuadro muchos objetos que no existen en la vida real, y se ha dado el caso incluso de que algunos de mis productores que han visto el cuadro se han interesado por los objetos pintados y los quieren producir". En el lienzo flotan lámparas, teteras, jarras, tumbonas, mesas, butacas, candelabros, cafeteras o tazas, mezclados con plantas, flores y diversos animales, algunos pájaros, y también curiosas figuras humanas, personajes indispensables en la obra de Jaime. Con frecuencia los objetos has sido caracterizados con rasgos humanos en un intento de hacerles cobrar vida propia. A pequeña escala el packaging de las botellas reproduce ese mismo mundo y lenguaje visual hasta el punto de mimetizarse con el cuadro y de algún modo actuar como elementos que se hubieran desprendido de él. Uno puede, eso sí, beberse el champán, y retornar la botella a su funda para atesorar ese peculiar objeto-escultura que le dará tanto placer o más que las burbujas mismas.