Una noche por todo lo alto en Oporto
El hotel Armazém Luxury Housing convierte un viejo almacén de hierro en una experiencia arquitectónica radical
Hotel y apartamentos Armazém
Uno de los mayores caramelos que pueden regalar a un arquitecto es transformar un viejo almacén en un edificio de viviendas o, como en este caso, en hotel provisto de apartamentos. La tipología tiene una magia irresistible, quizá por su capacidad evocadora y, en un país tan hábil como Portugal en hacer remiendos, se suelen bordar este tipo de intervenciones.
Armazèm Luxury Housing ocupa el número 74 de la calle Largo de São Domingos, uno de los rincones con más encanto del centro de Oporto, la capital del norte. La reforma, a cargo del estudio Pedra Líquida, se encontró con una planta estrecha y profunda a la que se le ha sacado el máximo partido jugando con su peculiar configuración, la de un almacén de hierro, además de tienda y apartamentos en los pisos superiores. Las obras se pueden considerar un trabajo de arqueología, pues se descubrieron piezas cerámicas portuguesa de entre los siglos XVI y XVII, así como de procedencia española e italiana junto a una jarra de cerveza alemana anterior al XVII.
De donde no había sitio se sacó un patio central que trae la luz a una parcela de otra forma en penumbra. Una liviana escalera de hierro, guiño al pasado, salva sus seis plantas, en las que se combinan materiales fríos y crudos como el hierro, el hormigón y los suelos de cemento con otros cálidos, más propios de un hotel, como la madera clara, las telas orgánicas, el terciopelo y alfombras de vivos colores junto a otras de fibras naturales.
La recepción y el salón principal se diseñaron frente a la calle. Desde aquí, bajando por una escalera que se superpone a la antigua rampa de piedra, encontramos el sencillo comedor. No hay mayores pretensiones en todos estos espacios que brindar un momento de calma antes de enfrentarse al maravilloso caos de Oporto. Subiendo hacia las habitaciones se descubren rincones como la terraza frente a la catedral o un ático en el último piso con techo a dos aguas "dramatizado" con unas divertidas escaleras detrás de una cama.