¿Un restaurante tan austero como un templo budista? Existe en Corea del Sur

La paz y el silencio reinan en este nuevo local diseñado por el despacho surcoreano Limtaehee a partir de materiales nobles como la madera y la piedra, en un entorno que recuerda a los retiros espirituales en lo alto de una montaña.

 La sala principal del restaurante DooSooGoBang aparece presidida por una sucesión de mesas, bancos y estanterías que ya avanzan cuál será la filosofía de su cocina.

La sala principal del restaurante DooSooGoBang aparece presidida por una sucesión de mesas, bancos y estanterías que ya avanzan cuál será la filosofía de su cocina.Foto: Limtaehee

Con los tiempos que corren, es probable que en España e Italia muy pocos se atrevieran hoy a reconvertir una iglesia en un restaurante de moda. O a plantear un espacio gastronómico en la misma línea que un monasterio de monjas de clausura, que es parecido a lo que ha hecho el estudio de diseño Limtaehee al norte de Corea del Sur, en la ciudad de Suwon, dentro de un local que ahora evoca la humildad de un templo budista, así como la austeridad que impera en la cocina de esta religión repleta de platos de más de 1.700 años de historia. Habitualmente son orgánicos, y en ellos se recurre a polvos de hongos y pastas de soja fermentada como alternativa a las cebollas, ajos, cebollines, puerros y cebolletas, cinco ingredientes prohibidos ya que, según la teoría, perturban la armonía de la práctica espiritual y el estilo de vida ascético.

En DooSooGoBang, así se llama el restaurante, tampoco nadie encontrará tales ingredientes a lo largo de las tres zonas en las que se divide el espacio. Lo que se ve justo al entrar es una amplia sala a modo de vestíbulo, la cual funciona de comedor principal y en la que los suelos de piedra negra se conjugan con paredes revestidas de un yeso de color gris pálido. Adentro no hay ni un solo elemento que destaque por encima del resto: cada detalle se ha equilibrado de manera armoniosa e intencionada. Los bancos y las mesas dialogan con las estanterías, todo confeccionado a mano en madera, mientras que las piezas de cerámica exhibidas adoptan el mismo color y tono de los pedruscos que sostienen una plataforma elevada en uno de los extremos de la sala -de madera y con su propio lucernario-, sobre la que se puede comer o cenar al estilo tradicional coreano. Es decir, sentado en el suelo sobre cojines de tela.

A la segunda área del restaurante se accede traspasando las cortinas de madera idénticas a las que figuran en los monumentos budistas de Corea, con el ánimo de generar un ambiente privado e intimista y de esta manera, de acuerdo a los autores interioristas, que el comensal tenga la sensación de estar alejándose de la ciudad. "La idea es que parezca que estás meditando en un templo en medio de las montañas", comentan los de Limtaehee. Para ello han colocado una mesa de comedor central y común con incrustaciones del material estrella de aquí, la madera, y con unas pequeñas fuentes a sus extremos por las que cae el agua hacia un cuenco de piedra tosca instalado sobre el suelo. Por supuesto, ese sonido se amplifica en la sala gracias al silencio sepulcral que gobierna en la habitación.

¿Y si alguien no es muy fan de los retiros espirituales? El problema está resuelto con la tercera zona de DooSooGoBang para la que, eso sí, hace falta descalzarse. Pero el asunto merece la pena, puesto que el último cuarto de este restaurante se ha ideado al estilo de una sarangbang, la habitación de una casa tradicional coreana que se utiliza para actividades de ocio o entretener a los visitantes, y que en este caso se ha revestido de un tipo de papel blanco con el nombre de hanji, muy popular en Corea del Sur y realizado para la ocasión justo como marcan las costumbres, empleando la corteza interior de las moreras. Cosa que no sorprende, especialmente si uno revisa los proyectos previos del estudio de interiorismo en los que jamás fallan los guiños a la cultura ancestral de la que se nutren, como bien demuestra por ejemplo su reciente Cafe Camellia cargado de bambú, piedras, curvas naturales y olor a canela, todo inspirado en la isla de Jeju.

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DooSooGoBang, restaurante en Corea del Sur

Así es la plataforma elevada de madera con la que cuenta el primer espacio del restaurante.

DooSooGoBang, restaurante en Corea del Sur

Mientras se degustan los platos sentado sobre un cojín, uno puede observar la iluminación tan expresiva que se filtra a través del lucernario de la plataforma.

DooSooGoBang, restaurante en Corea del Sur

Esta es la mesa común que se prolonga a lo largo de la segunda sala de DooSooGoBang.

DooSooGoBang, restaurante en Corea del Sur

Hecha de piedra y con incrustaciones de madera, desde la mesa de la segunda sala del restaurante puede contemplarse el proceso de cocinado del menú, libre de cebollas, ajos, cebollines, puerros y cebolletas.

DooSooGoBang, restaurante en Corea del Sur

Quien tenga la suerte de comer o cenar en la segunda sala de DooSooGoBang, de las más silenciosas de este local, escuchará el relajante sonido del agua cayendo al cuenco de piedra contiguo a la mesa.

DooSooGoBang, restaurante en Corea del Sur

Al final del restaurante, una luz intensa baña la tercera y última estancia, revestida por completo con un papel hecho a mano a partir de la corteza interior de las moreras

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