Las 7 evidencias que te dirán si vives con un maniático del orden

Convivir con alguien obsesionado con el orden puede ser desafiante pero también una oportunidad para mejorar hábitos. Descubre si es tu caso y pon orden en la relación.

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Estudio Boira salonFoto: Belén Imaz

Sara Barragán del Rey
Sara Barragán del Rey

Periodista especializada en arte y cultura visual

Siempre limpio, todo organizado y con un montón de normas para cumplir. ¿Vives con alguien maniático del orden? Hoy te damos las claves para identificarlo aunque, hay que aclarar, que cada persona tiene sus propios niveles de orden y limpieza que consideran aceptables. Por ello, lo que a alguien le puede parecer una manía, para otro puede ser algo normal y saludable. Lo importante, siempre, es buscar el equilibrio tratando de respetar las necesidades de cada habitante de la casa. 

Un desafío y mucho que aprender

Si nuestro nivel de orden es menor que el de la personas con la que compartimos nuestra vivienda, a veces, podemos sentirnos un poco sobrepasados. Y viceversa. Hay muchas cosas que pueden hacerse para que la convivencia sea más fácil. Para empezar, establecer algunos límites claros y llegar a acuerdos sobre aquellas cosas que no se pueden mover o tocar. Tener una comunicación abierta y honesta nos va a ayudar a comprendernos y a evitar conflictos. Gracias a ello, podremos negociar y establecer compromisos para encontrar una solución que sea aceptable para todos los convivientes. Sobre todos estos consejos, lo más importante de todo es aceptar la situación. Si vives con alguien a quien le obsesiona el orden y la limpieza hay que quererlo como es. Es parte de su personalidad y su individualidad y seguro que hay cosas de él o ella que puedes aprender. 

Por si aún tienes dudas, aquí te dejamos las siete evidencias para saber si vives con un maniático del orden:

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1. Cada cosa en su lugar

Desde la forma de hacer la cama, hasta la posición de los libros en la estantería ordenados por colores. Todo tiene un lugar específico y casi hay una tragedia cuando un elemento no está donde 'debería estar'. ¿Te suena? Si en casa cada cosa tiene un espacio y colocación determinadas y hay reglas muy estrictas sobre cómo se deben organizar las cosas, puede ser una señal de que se vive con un maniático del orden. 

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2. Ordenar, reordenar y volver a ordenar

Cuando añadimos algún elemento a nuestra casa o cuando entramos por primera vez a vivir, es necesario establecer un orden práctico y pensar cómo organizar los elementos de la manera más estética y funcional. En cada cambio de temporada, probablemente, también dedicamos tiempo a reordenar y reorganizar, desde los armarios hasta la decoración. ¿Pero qué pasa cuando muy a menudo alguien dedica un tiempo, casi semanal, a reubicar las cosas de sitio? Si ese es el caso, te perderás en ese nuevo orden que solo la persona más maniática conocerá a la perfección.

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3. Limpiar sin parar

La limpieza obsesiva es otra de las señales. Ni una mota de polvo, ni una marca en el suelo, ni una pequeña mancha en la pared, en los sofás, en los cristales. Limpiar es casi una actividad de ocio para esa persona maniática del orden que sigue limpiando aún cuando está todo reluciente. 

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4. En busca de la perfección

Probablemente, esa persona de la que hablamos es altamente perfeccionista en muchas facetas de su vida. Su forma de expresarse en casa es también esa búsqueda de un ideal donde nada sobre y nada falte. Los cuadros perfectamente alineados, los cojines del sofá colocados de revista, las formas de los muebles proporcionadas y las plantas sin una hoja estropeada. Todo debe estar impecable y equilibrado. 

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5. Cada cosa a su tiempo

¿Hay un horario para todo y no suele haber lugar para la improvisación? Otro rasgo de los maniáticos del orden, porque ordenar el tiempo también es parte de su pasión. Las cenas casi siempre a la misma hora, los días de limpieza reflejados en un cuadrante, incluso, el momento específico para relajarse también está predeterminado. 

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6. Normas para todo

Toda casas tiene sus normas y son necesarias para que la convivencia sea equilibrada y para que todo funcione. Desde apagar las luces cuando se salga de una habitación para ahorrar en consumo, hasta recoger los zapatos cuando entramos de la calle y tratar de ensuciar lo menos posible. Cuando esas normas ocupan por escrito cientos de páginas, podemos hablar de un maniático del orden. Si en tu casa hay normas y reglas para todo, es el caso. Es su manera de mantener a raya el desorden físico y mental de los espacios.

La felicidad también existe en las cocinas con muebles bajos.

7. A su manera

Cuando el control es constante y hay una forma específica de hacer las cosas que es la correcta, no hay duda. A pesar de que hay muchas formas de limpiar una encimera, solo valdrá la suya. A pesar de que hay muchas formas de colgar la ropa en el tendedero, la única posible es con pinzas emparejadas por colores. Pero no hay que desesperar. Habrá cosas muy sencillas de cumplir y que harán feliz a la persona que tenemos al lado. Y, a la inversa, cediendo un poco al 'desorden' que necesita la persona conviviente, lograremos un equilibrio y orden perfecto en la relación. 

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