"Cualquier chica puede ser glamurosa. Todo lo que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida" esta contundente declaración salía de la boca de la mujer más bella de la historia del cine. De hecho, su rostro inspiraría a los dibujantes de Disney para crear el de Blancanieves.
Nació en Viena en 1914, hija de judíos burgueses. Hedy empezó sus estudios de ingeniería a los 16 años pero, tres años más tarde, los abandonó atraída por su vena artística y empezó a actuar en el teatro berlinés.
Su primer marido, el empresario Friedrich Mandl, proveedor de material bélico de Hitler y Mussolini, la apartó temporalmente del cine, lo que Hedy aprovechó para desarrollar sus conocimientos de ingeniería.
La verdad es que tuvo una breve carrera cinematográfica en Checoslovaquia, pero lo suficiente notoria para participar en la polémica película, Éxtasis. Por ella se la conocería como la primera mujer en la historia del cine que apareció completamente desnuda, y simulando un orgasmo, en un filme comercial. Fue en 1933. ¡Boom! La escena fue considerada un escándalo sexual y se prohibió su proyección en las salas de cine.
Tachada de deshonesta, fue casada por conveniencia con un rico fabricante austriaco (calificó posteriormente esa época como de auténtica esclavitud).
Durante su enclaustramiento mantuvo una relación sentimental con su asistenta que le sirvió para obtener la ayuda necesaria para escapar (segundo ¡Boom!). No llevó más ropa que la puesta. Sólo cogió las joyas para conseguir el dinero que le permitiese alejarse de allí. Hay quien dice que cuando la convivencia se volvió imposible, ambos decidieron separarse de mutuo acuerdo, pero nos quedamos con la primera versión.
Finalmente, viajando a Londres, conoció al jefe del estudio de Metro-Goldwyn-Mayer y se convirtió en actriz de Hollywood, con unas treinta películas en sus espaldas. Hay que decir que no tuvo demasiado ojo al elegirlas. Sin ir más lejos, rechazó dos obras de arte como Luz de Gas y Casablanca. Tampoco tuvo oportunidad de interpretar a Escarlata en Lo que el viento se llevó, quedándose a las puertas.
Volvamos a la ingeniería para llegar al punto álgido de la historia, pues aquí hemos venido a hablar del trabajo que la llevó al National Inventors Hall of Fame.
Como somos lo que hacemos con nuestras circunstancias, Hedy aprovechó la soledad de la jaula de oro que representaba su matrimonio para continuar sus estudios científicos. Y, en las reuniones de trabajo de su expareja, a las que era forzada a asistir, aprendió y recopiló información sobre las características de la última tecnología armamentística nazi.
Por sus aportaciones, desde el año 2005, el día del cumpleaños de Hedy Lamarr, el 9 de noviembre, está señalado como el Día del Inventor en los países de habla germana (Austria, Suiza y Alemania), y en 2014 fue incorporada al Inventors Hall of Fame de EE.UU.
Y, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ella y el compositor George Antheil desarrollaron la patente de un sistema de guía por radio para torpedos aliados que utilizaba el espectro ensanchado y la tecnología de salto de frecuencia para vencer la amenaza de interferencias por parte de las potencias del Eje. Aunque la Armada de los Estados Unidos no adoptó la tecnología hasta la década de 1960, los principios de su trabajo se incorporan a la tecnología Bluetooth y son similares a los métodos utilizados en las versiones heredadas de Wi-Fi.Aunque no consiguió ingresar ni un solo centavo por la patente, que caducó sin ser utilizada, no puede discutirse que fue la pionera en esta técnica.