Pasear por el interior de lo último del estudio de interiorismo Masquespacio, el restaurante valenciano Living Bakkali, es semejante a pasear dentro de típico edificio árabe o por las estrechas calles de un clásico zoco. En su interior, con acabados hechos a mano que emulan las casas de adobe, se recrean rincones como si estuviéramos en oriente, con asientos que invitan a los diferentes grupos de comensales a relajarse y conectar el uno con el otro, y espacios ocultos que despiertan la curiosidad y que quedan desvelados parcialmente a través de ventanas recreadas al estilo de la arquitectura árabe.
"Living Bakkali, como el nombre mismo lo expresa es un lugar para vivir experiencias sensoriales tanto para el paladar, como el tacto y la vista. Inspirado por el Oriente Medio el diseño te desea llevar a lo más profundo del desierto, conectando con un lugar maravilloso por muchos desconocido y lleno de misterio", cuentan desde el estudio liderado por Milena Hernández Palacios y Christophe Penasse.
En las paredes se han creado diferentes huecos y ventanas gracias a las que se unen unos espacios con otros.
Foto: Sebastian Erras
En el local de 150 metros cuadrados se ha optado así por emular diferentes formas orgánicas que contrastan entre sí representando así un efecto adobe en paredes, techos y suelos, usando un único material para todo el diseño: el microcemento. Al igual que en las casas árabes en las que se inspira los acabados se han ejecutado completamente a mano.
Para potenciar esa inspiración en las casas del desierto, se ha elegido una paleta de colores en tonos neutros pero en la que no faltan toques de color, sobre todo en el mobiliario, íntegramente diseñado por el estudio y que aporta tonos más rojizos. "Por último y no menos importante los efectos de luz generados, aspiran a aumentar la sensación de estar el mundo misterioso y bello por descubrir en Oriente", señalan desde el estudio.
La propia distribución del espacio y de las diferentes áreas que lo componen se convierte además en uno de sus principales atractivos recreando la sensación de pasear por una antigua calle de un zoco árabe o el interior de una vivienda de aires exóticos. Así, el restaurante se articula gracias a un pasillo que conecta la entrada con la cocina, y que distribuye cada uno de los espacios íntimos para dos personas y las bancadas para grupos más grandes, y gracias a otro pasillo rodeado de cortinas que incorpora una sala privada para los comensales y los baños. Un espacio que, gracias a la magia del interiorismo, es capaz de transportarnos a un lugar lejano.