Si algo ha demostrado el diseño nórdico es que, especialmente en Suecia, las nuevas generaciones han sabido tomarles el relevo a los nombres del siglo pasado, y sin que el resultado llegue a cansar pese a ser de un reduccionismo importante. Ya se vio con el éxito que los de Halleroed cosecharon al firmar las tiendas insignias de marcas como Acne Studios y Axel Arigato por todo el mundo, y se ha comprobado ahora con estudios más jóvenes tipo Note, fundado en 2008 por Johannes Carlström y Cristiano Pigazzini. Los dos juntos han resuelto campañas de Vibia y Tarkett, con la que también han creado tiendas, y espacios para la firma Magis o muebles desde butacas a luminarias. En su portfolio cuentan con proyectos residenciales, además de un restaurante bistró que han inaugurado en 2022 en el mercado Östermalms Saluhall en la capital de Suecia.
No se trata de una localización cualquiera. Es un mercado de 1888 construido enteramente de ladrillo que sirve de punto de encuentro para los de Estocolmo, y que hace poco estuvo algo más de cuatro años reformándose de arriba abajo, con una obra que mantiene la planta original en forma de estrella. También preserva sus puestecillos, los ornamentos de las paredes y los pilares estructurales con sus colores auténticos, pero lo importante es que el Östermalms ha sabido avanzar dándole la bienvenida a nuevos locales. Y entre ellos destaca el restaurante Tysta Mari, el diseñado por el estudio Note, cuyo interiorismo revela y subraya la materialidad de sus componentes. Lo hace a lo largo de sus dos niveles, y también en la terraza del segundo piso desde el que se ve el interior del mercado al completo.
Cierto es que una obra así puede entenderse por algunos como un punto y aparte, sobre todo por los techos que dejan vistas las instalaciones y los cableados, aunque en realidad el restaurante no le da la espalda al contexto en que se ubica. Al revés, el Tysta Mari enfatiza la localización del mercadillo a lo largo de grandes ventanales –cubiertos con cortinas, sí, pero con telas transparentes y vaporosas- para que nadie se olvide del sitio en el que está. Y no es la única solución. Todo aquel que consiga mesa en este local, si se fija bien, comprobará que los azulejos vidriados que hay a lo largo de la barra se han aplicado sobre piedra, cerámica y yeso de un mismo azul que el de los pilares del mercado.
Sin duda, aquí dentro se ha tenido muy en cuenta la arquitectura integrada al paisaje, y la han acompañado de un mobiliario hecho a medida para la ocasión, de nuevo, sin romper con lo de afuera. Es lo que se aprecia en las estanterías colgantes de la barra, en los reposapiés y en varios apliques del espacio, elementos de una geometría tan rígida como la que hay en el Östermalms Saluhall. Lo interesante es que el diseño no se ha quedado en un simple guiño o una cosa anecdótica: muchos de esos detalles se han confeccionado a mano en acero inoxidable pulido para darle al interiorismo un toque fresco y contemporáneo, que es lo que hace falta para que un concepto que respeta la historia no quede arraigado en la nostalgia hacia el pasado. La misma idea que, a una escala mucho mayor, el diseño nórdico está siguiendo hoy al pie de la letra.