Cuando se preside la nación más poderosa de la Tierra, es difícil no dejar huella. Por acotar el tema temporalmente, de cada uno de los presidentes de EE.UU desde los años sesenta podemos resaltar un acontecimiento que ha tenido repercusión a nivel global: desde la crisis de los misiles en Cuba con Kennedy, que llevó al mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial, hasta la desastrosa presidencia de Donald Trump, rematada por el esperpéntico asalto al Capitolio, pasando por la escalada de la guerra de Vietnam con Lyndon B. Johnson, el escándalo Watergate con Nixon, la crisis de los rehenes estadounidenses en Irán con Jimmy Carter, la revolución económica conservadora y el deshielo con la URSS con Ronald Reagan, las guerras del Golfo Pérsico con George Bush padre e hijo y el "sí se puede" de Barack Obama, el primer presidente negro.
Pero más allá de las implicaciones geopolíticas y culturales de su gestión, a nivel más doméstico todos ellos también han querido que su paso por la presidencia se notara en la decoración de la Casa Blanca y, más concretamente, el Despacho Oval, el lugar oficial de trabajo de los presidentes de EE.UU. Algo para lo que la mayoría contó con la discreta pero fundamental aportación de las respectivas primeras damas, y en algunos casos con el asesoramiento de destacados interioristas.
Seguro que Joe Biden, quien será proclamado 46º presidente de los EE.UU este miércoles 20 de enero, no será una excepción. ¿Qué ideas decorativas tendrán en mente él y su esposa para su nueva residencia los próximos cuatro –u ocho años, si se presenta a la reelección y gana–? Hé aquí algunos ejemplos de los gustos estéticos de los hombres más poderosos del planeta en su paso por la Casa Blanca.
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