Poco a poco el mensaje va calando y nos enfocamos hacia un consumo más responsable, que se refleja en lo que comemos, la ropa con la que nos vestimos, lo productos de limpieza con los que cuidamos la casa o el transporte que utilizamos... También podemos trasladar este activismo ecológico a todas las etapas de la vida y prestar atención a los juguetes que reciben los más pequeños y con los que pasan horas. Con el fin de frenar el consumo del plástico con el que están hechos la mayoría de los juguetes, han nacido marcas que ofrecen alternativas y opciones mucho más sostenibles, seguras y respetuosas con el planeta, y por supuesto igual de divertidas y educativas para los niños.
Para crear los diseños eco-friendly, los fabricantes utilizan materiales como la madera, el caucho o el algodón e incluso apuestan también por otros más innovadores, como el bioplástico, que surge a partir de materia orgánica vegetal como la caña de azúcar, el maíz, el almidón de patata o de arroz.
Los catálogos están formados por juguetes atemporales, que no atienden a modas y están destinados a durar mucho tiempo y pasar incluso de generación en generación. Al ser más sencillos estimulan más la imaginación de los pequeños de la casa y el resultado se traduce en la creación de un universo más complejo, personal e imaginativo.