¿Qué es el tsundoku y cómo puedes convivir con él si realmente lo padeces?

Este término japonés describe el placer que se siente al tener una casa con muchísimos libros apilados. No te alarmes: como casi todo en la vida hay soluciones para saber gestionarlo.

De ti depende seguir los consejos de Marie Kondo, ya que ella afirma que en cualquier hogar no deberían haber más de 30 libros.

De ti depende seguir los consejos de Marie Kondo, ya que ella afirma que en cualquier hogar no deberían haber más de 30 libros.

Cierto es que hay muchísimas personas que se han adaptado a los tiempos que corren y, desde hace años, únicamente compran eBooks (lo que vienen siendo libros electrónicos) para alimentar sus ansias de lectura. Entendemos perfectamente a sus defensores porque es una forma muy práctica de tener todos los títulos que se deseen en la palma de la mano y, lo que es más importante, sin que ocupen espacio. Pero también se da el caso radicalmente opuesto: quienes siguen apostando por el libro físico como objeto material y, a pesar de las facilidades que nos ponen en bandeja las tecnologías, continúan yendo a las librerías en busca del entretenimiento analógico. Como todo en prácticamente nuestra vida, los excesos jamás son positivos. En este caso hay que diferenciar dos términos. Por un lado, la bibliomanía, que la propia RAE define como la "propensión exagerada a acumular libros", una palabra que va en sintonía con el síndrome de Diógenes. Y, por otro lado, la bibliofilia, que no tiene connotaciones negativas per se y significa tener una gran afición a los libros, especialmente por aquellos que son valiosos, curiosos o raros.

El tsundoku guarda paralelismos con la bibliomanía, no con la bibliofilia.

El tsundoku guarda paralelismos con la bibliomanía, no con la bibliofilia.

A estas dos palabras hay que añadir una tercera que recientemente se ha instalado en el vocabulario popular de medio mundo, el llamado tsundoku. ¿Qué quiere decir en realidad? Pues lo cierto es que guarda cierto paralelismo con la bibliomanía porque se trata de un concepto que describe el placer que puede sentirse al tener una casa con muchos libros apilados. Y no precisamente quiere decir que se hayan leído todos los libros en cuestión, sino el hecho de poseerlos con la idea de que más pronto que tarde llegará el día perfecto para poder degustarlos. Para conocer su etimología tendríamos que remontarnos a finales del siglo XIX, a los inicios del Japón moderno de la era Meiji, ya que tsundoku es un juego de palabras que aúna tsunde-oku (apilar cosas) con el vocablo dokusho (que simple y llanamente significa leer).

Tiempo antes de que Marie Kondo se adentrara en nuestros salones a través de Netflix, en 2014 publicó el best seller La magia del orden. Herramientas para ordenar tu casa… ¡y tu vida!, una referencia bibliográfica en la que entre muchos otros consejos afirmaba que no es necesario tener más de 30 libros en nuestro hogar. De hecho, anima a hacer una criba, quedarnos con aquellos que consideramos imprescindibles o de mucho valor y, por consiguiente, desprendernos del excedente. El método de la japonesa puede parecer algo radical, y lo es, pero reducir una biblioteca no debería tomarse a la ligera en el caso de que, literalmente, esa montaña de libros nos limita la movilidad en casa. Como anteriormente hemos dicho, ningún exceso o vicio descontrolado debería ser plausible.

El orden debe ser el elemento esencial de cualquier librería que se precie.

El orden debe ser el elemento esencial de cualquier librería que se precie.

Llegados a este punto, ¿qué puede hacerse? Hay dos posibilidades. O se sigue el método de Marie Kondo realizando dos montones, uno con los libros que se quedarán en casa y nos acompañarán en las mudanzas, y un segundo con aquellos que donaremos o regalaremos a familiares y amigos; o bien apostamos por ordenarlos correctamente siguiendo varios criterios: por autores, temas, colores, colecciones o mediante el clásico orden alfabético. Siempre y cuando se disponga de una vasta librería, es recomendable colocar los libros de mayor tamaño en las estanterías de arriba porque pueden identificarse a distancia, y los que son más pequeños a la altura de los ojos para poder encontrarlos más fácilmente. Y, asimismo, también habría que contar dentro de dicha librería con un pequeño espacio destinado exclusivamente a las nuevas adquisiciones o aquellos ejemplares que se están leyendo en el momento para diferenciarlos del resto de la colección. El orden, y nunca el caos, es lo que determina que podamos padecer tsundoku de una forma saludable.

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