El puesto de flores de un mercado madrileño que está arrasando en la capital
La floristería de moda tiene su sitio en el Mercado de San Antón, que estrena nueva imagen y nuevos puestos y con la vocación de ser ese ‘place to be’ en el que tomar el aperitivo, hacer la compra, comer o cenar con amigos o escuchar un improvisado concierto.
Recién abierto en el Mercado de San Antón, el responsable del puesto Metatopy es el florista Mario Molina.
Ores Lario
Periodista especializada en estilo de vida, decoración y diseño
Nos gustan los aperitivos, las compras en los puestos de toda la vida, el olor a pan recién horneado y llevar flores a casa. Para que podamos retomar estas costumbres ha vuelto a abrir sus puertas uno de los espacios míticos de la ciudad, el Mercado de San Antón. Este baluarte gastronómico del barrio de Chueca se ha sometido en los últimos meses a una renovación que llega cargada de propuestas. El nuevo espacio ha sido remodelado por el estudio de arquitectura BURR, de tal manera que lo clásico y lo moderno conversan de manera fluida entre materiales como el granito o el acero junto con coloridos neones y trabajos gráficos en 3D.
El mercado de San Antón está abierto de lunes a sábados de 9:30 a 21:30 h.
El amor por el producto y la recuperación de las costumbres más clásicas une a los diferentes puestos del mercado, donde conviven clásicos como la charcutería Octavio, con recién llegados como la panadería artesana Madreamiga. También tiene su espacio la premiada hamburguesería Juancho's BBQ, el nuevo concepto de trattoria contemporánea Flavia o Mistura, reclamo para todos los golosos en búsqueda de los mejores helados artesanos de Madrid.
Entre las nuevas incorporaciones al espacio hay un puesto que ya se ha convertido en parada obligada para los amantes del arte floral. Se encuentra en la primera planta del mercado y se llama Metatopy, "un nombre que surge de la union de dos prefijos: meta, que significa desarrollar algo, y topy, como una protuberancia del terreno. Me parece bonita la idea de encontrar una flor en un lugar que no te esperas, como un mercado. Enfrente de la floristería hay una frutería y al lado una vinoteca", explica Mario Molina, formado como interiorista y reconvertido en artista floral.
"Me gusta construir pequeñas esculturas efímeras con las flores", dice Mario Molina.
En su colorista corner donde conviven palmeras pintadas, con flores de algodón, gerberas, horttensias, rosas y tulipanes parrot prepara tanto arreglos florales "que se ubicarán en lugares que nos gustan en casa como para obsequiar", explica este madrileño que trabajó junto a Elisabeth Blumen en el espacio de Casa Loewe. Después fue a París, donde participó en desfiles y eventos como freelance. Su pasión se ha plasmado con su puesto en este céntrico enclave de Madrid. Su particular forma de dar valor a las flores se centra en el origen, lo artesanal y en observar la belleza en aquello que no se espera. "Me parece muy atractivo volver a la cultura castiza y de barrio y acercar el mundo floral a la calle. Con mi trabajo me gusta construir pequeñas esculturas efímeras con formas y colores que acercan el arte a lo más cotidiano", dice Mario a quien le gusta hacer guiños al mundo que le rodea. "Por ejemplo, me encanta incluir paniculatas en distintos colores, que reflejen la paleta de tonos del cielo de Madrid", asevera. Frente a su puesto, los clientes piden la vez para llevarse las composiciones llenas de alma.
Recién abierto en el Mercado de San Antón, el responsable del puesto Metatopy es el florista Mario Molina.