Este piso ocupa la primera planta de un edificio del siglo XVII que fue un opulento hôtel particulier. De hecho, el propio edificio es recordado aún en Lisboa como Hôtel Particulier, expresión francesa que alude a un tipo de palacete señorial habitado por un solo propietario y típico justamente de esa época.
Hasta ahora, el piso se componía de once salas y salones para fiestas. El estudio ESQVTA –un nombre peculiar ya que se trata del acrónimo de la expresión portuguesa "sé que te amaré"– se ha encargado de su transformación en una residencia familiar, adaptando los espacios a la nueva situación sobre la base de una cuidadosa preservación del patrimonio arquitectónico.
El desafío no menor residía en sintonizar la magnificencia clásica heredada con las necesidades de una casa de lujo del siglo XXI, y quizá la clave de esa sintonía haya que buscarla en una concepción actual del espacio y en la selección de los diseños incorporados. La herencia de pintura mural en paredes y techos y la ornamentación en molduras y carpinterías es sin duda un tesoro merecedor de preservación. "Por eso, no queríamos silenciar ese patrimonio, ni competir con él", afirma el arquitecto Víctor Almeida.
Las intervenciones son lo suficientemente "silenciosas" como para pasar desapercibidas, al menos a primera vista. El estudio propone una especie de viaje en el tiempo, partiendo del apogeo del arte del siglo XVII hasta –sin paradas intermedias– al mejor diseño del siglo XXI. Es una manera de reescribir la historia en un idioma diferente. Con otras lámparas, otras sillas, otras mesas de comedor, otra cocina y otros sofás. Un largo y ondulado sofá ocre para contemplar la florida ornamentación del techo, en medio de una carpintería que es una calma envoltura verde atemporal.