Coloristas, vistosas, de metacrilato, muy instagrameables y de tamaño XL. Los pendientes de papiroga (la minúscula no es una errata en este caso) son un chute de energía hecha joya. Detrás de la chispeante firma de bisutería y accesorios están Leire Urzaiz, Estefanía de Oliveira y Daniel Coma-Cross, tres socios que provenían del mundo de la moda, decidieron independizarse y crear su propia marca en 2011. En plena crisis se juntaron para desarrollar algo distinto y apostaron por los diseños de gran tamaño mucho antes de que se convirtieran en tendencia. “ No creíamos en el sistema tradicional de la moda ni en sus procesos, de modo que decidimos crear un proyecto nuevo en el que todo fuera diferente”, recuerda Estefanía, cuyos diseños han desfilado en la pasarela junto a los diseños de La Condesa o Juan Duyos.
En papiroga apuestan por pendientes de dimensiones maxi y mucha personalidad.
El plexiglás es el protagonista de sus creaciones, ligeras y llenas de personalidad, que han llegado hasta Japón, se venden en varios puntos de venta y cuya sede está en su tienda taller en la madrileña calle Francisco de Rojas, un luminoso local donde imperan los colores rosa, amarillo y azul y en el que instalaron una piscina de bolas para adultos. Un detalle que dice mucho de la personalidad de la firma en la que trabaja un equipo de ocho personas. Papiroga hace sus pendientes de forma casi artesanal: los diseñan en el ordenador, los cortan al láser y los ensamblan manualmente.
“Desde que arrancamos, papiroga sigue teniendo los mismos valores que al principio. La idea era construir una marca sobre una base que no fuera a caducar a los pocos años. Avanzamos y evolucionamos el diseño en cada colección, pero la esencia sigue siendo inmutable: cambiar el estado de ánimo de las mujeres por el mundo”, afirma Estefanía, al frente de esta firma que no cree en las tendencias “ni en nada que venga con fecha de caducidad. Creemos en colores que favorecen, en formas que resaltan. Pero no sólo para hoy: para este verano y de aquí también ¡a tres inviernos! “
¿Por qué ese nombre para vuestra marca?
Buscábamos un proyecto único, inédito en todos los aspectos. De modo que el nombre debía ser igual: algo que no significara nada en ningún idioma, para ir dotándolo con el tiempo de significado y sentido.
¿Cuál es vuestro sello de identidad?
Creamos piezas capaces de cambiar el estado de ánimo.
¿Con qué parte del proceso creativo disfrutáis más?
Tratamos de trabajar desde la creatividad todos los ámbitos de la marca, ya se trate de la contabilidad o el propio diseño, si bien el momento en que empezamos una nueva colección es ¡el más mágico de todos!
Pendientes de papiroga para la marca Emes. El resultado es una colección de pendientes slow, made in Spain y hecha por y para mujeres que quieren mandar un mensaje de amor, fuerza y optimismo al mundo.
¿Qué planes de futuro tenéis para la firma?
Intentamos combinar una visión a largo plazo con flexibilidad y capacidad de adaptación a corto plazo: en cualquier momento puede surgir una oportunidad impensable.
Un color fetiche
Los tres sobre los que pivota la marca: el amarillo, el rosa y el azul, que son además los colores de nuestros moods y en los que se inscribe cada pieza.
¿Y un material?
Ninguno y todos. Los materiales para nosotros deben reunir varios parámetros: ligereza, comodidad, versatilidad, sostenibilidad y, sobre todo, color. Cualquiera que cumpla estos principios puede acabar concretándose en un diseño. Hoy usamos plexiglás, un acrílico sin pvc, pero mañana... ¡quién sabe!
¿Cuál es vuestro bestseller?
Va por épocas, pero uno de nuestros auténticos clásicos es, en sus diferentes colores y variantes, el modelo Anfiteatro.
¿Cuáles son vuestros referentes para la inspiración?
Nosotros mismos, nuestras vivencias, nuestra mirada sobre el mundo. Tratamos de tener los ojos abiertos para captar la realidad con todos sus matices para reinterpretarlos luego bajo nuestro particular prisma.