La bodega privada en una cueva de Texas que todo amante del vino debe conocer
Admirablemente integradas en el entorno, las bodegas en cuevas aprovechan las condiciones naturales de temperatura y humedad estables para la óptima conservación de los vinos.
El discreto acceso exterior está cargado de misterio, ya que es solo un anticipo de lo que podemos encontrar dentro: un tesoro excavado en una roca.
Históricamente, las cuevas surgieron como una necesidad para conservar el vino. Era una forma de conservación recurrente y simple en una época donde las técnicas de preservación de vino brillaban por su ausencia.
Ubicado en Texas, este proyecto recupera la esencia de aquellas primeras bodegas. Excavado en la cara norte de una ladera de piedra caliza sólida, esta estructura revestida de hormigón está protegida al este y al oeste por altos robles y olmos, lo que le permite casi desaparecer dentro del paisaje. El modesto patio de entrada exterior revela un poco de misterio, ya que proporciona solo un vistazo de lo que hay dentro. Rocas de piedra caliza, recolectadas de la excavación y una exuberante vegetación camuflan aún más la entrada, a medida que se desciende en la boca de la cueva.
La madera de cedro con los contornos naturales resultó ser la mejor opción para una de las piezas principales de la bodega: la barra para las catas.
Un salón degustación, un bar, una bodega y un baño están son los espacios que están reunidos en este túnel secreto. La abertura exterior de la cueva está cubierta con un portal de hormigón formado por tablas que se amolda a las superficies irregulares de la piedra caliza. El musgo y la hiedra nativos se adhieren a la cara y trepan por las paredes de piedra caliza para conectarla aún más con el entorno.
Integradas en el entorno, las bodegas en cuevas aprovechan las propiedades del subsuelo, que aporta de forma natural una temperatura óptima para la conservación del vino.
Una vez dentro, la madera sirve para revestir las paredes y los falsos techos, como cálido contraste con el hormigón más rugoso y la piedra que los rodea. Las ventanas de madera y acero proporcionan una separación entre el interior y el exterior. La madera de cedro, ligera y con una fragancia característica que la identifica, resultó ser el material idóneo para la encimera de la barra de degustación, así como para el tocador flotante del baño. "Es como un barco en una botella", señala Brian Korte, de B. K. Architects, arquitecto principal del proyecto.
La bodega, que es de carácter privado, está rodeada de carcasas que brindan almacenamiento para una colección de vinos en constante expansión. Este espacio está controlado térmicamente para ayudar a mantener una atmósfera óptima para los caldos.
Los responsables del proyecto han demostrado un talento especial para conectar vino y emoción.
La idea es tener en el mismo espacio un lugar para conservar los vinos y otro para degustarlos. El hormigón y la madera son los materiales estrella del proyecto.
La cueva emula las cuevas centenarias e incluso milenarias para la cría y guarda de las distintas añadas.