10 mesas para disfrutar al aire libre
Una mesa preparada con criterio es la mejor manera de empezar una comida. Al aire libre, mezcla también piezas antiguas y contemporáneas, cubiertos con la firma de grandes arquitectos, flores, jarras... En lo pequeño, bien combinado, habita un paraíso
¿Sabías que Leonardo da Vinci inventó las servilletas? El genio del Renacimiento introdujo delicadeza en la mesa en una época en que brillaba por su ausencia. El tiempo acabó dándole la razón porque poco a poco, el momento de ingerir alimentos fue sofisticándose hasta hoy.
Las variantes a la hora de preparar una mesa son infinitas. Hay tantas como comensales. Pero no conviene olvidar que, al igual que la ropa, la mesa dice mucho de nosotros, por lo que lo más importante es que refleje nuestra personalidad.
Sigue este precepto: Pon la mesa hasta para comerte una naranja. Además, comer solo/a te proporciona una oportunidad de oro para probar variantes. Si a ti te gustan, ¿por qué no a una mesa de 2 o de 6 personas? En un menú para dos, una de las opciones más empleadas es el camino de mesa. Úsalo con un mantel liso debajo o sin nada, dejando la mesa a la vista (sobre todo si es aquella que tanto te gusta). Para grupos, no hace falta que todo "pegue"; es mucho más práctico y entretenido mezclar diferentes estilos. Combina dos, tres y hasta cuatro distintos. Busca inspiración en viajes, looks...
Desafía un poco la era de la tecnología con el hand lettering: es la tendencia mediante la que recuperas el valor de escribir a mano. Practica tu mejor letra y sorprende a tus invitados con una tarjeta con su nombre escrito con tu propia tipografía. Se sentirán muy halagados.
Según Inés de la Fressange, ex-modelo y gurú de estilo, es más fácil encontrar piezas bellas que aprender a mezclarlas. Por eso, la parisina recomienda partir de un elemento y empezar a construir un universo. La geometría puede resultar un buen punto de partida. Servir platos rectangulares en una mesa redonda crea un interesante juego visual. Mientras que inspirarse en un objeto antiguo, heredado de algún familiar, creará un vínculo emocional desde el primer momento.