No tires tu ropa usada, puede servir para vestir tu casa (literalmente)
FabBRICK, de la arquitecta francesa Clarisse Merlet, es un proyecto que recicla ropa usada en ladrillos y paneles aislantes térmicos y acústicos.
Desde 2018, FabBRICK ha producido más de 40.000 ladrillos que representan 12 toneladas de textiles reciclados.
El sector textil es uno de los principales responsables de la contaminación del planeta. Sus principales impactos ambientales están relacionados con la ingente cantidad de agua que requiere para el cultivo de ciertas materias primas, como el algodón, en las aguas residuales que generan los procesos productivos y en la carga química que estas contienen.
Las soluciones para reducir este impacto pasan, obviamente, por cambiar nuestras pautas de consumo –superar la cultura derrochadora de la ropa de temporada, que solo vestimos unos meses, y optar por una filosofía de "fondo de armario", con prendas atemporales, de calidad y duraderas–, y dar una segunda vida a la ropa que ya no usemos, bien vendiéndola en plataformas online de segunda mano, donándola a organizaciones caritativas para su reutilización, o reciclándola en otros productos.
Su uso como elemento decorativo en las tiendas de moda puede ayudar a concienciar sobre el uso responsable de la ropa.
Esto es lo último que propone la joven arquitecta francesa Clarisse Merlet con su proyecto FabBRICK. En 2017, cuando todavía era una estudiante de arquitectura, se fijó en la cantidad de residuos textiles que se generan cada año. En Francia se calcula que son unos 4 millones de toneladas, y eso es solo una fracción de lo que se tira en todo el mundo; en Estados Unidos llegan a 17 millones de toneladas anuales. Muy poca de esa ropa desechada se recoge para su reutilización o reciclaje: menos de un tercio en Francia, y el 15% en Estados Unidos. En España las cifras de reciclaje textil son aún peores: según la asociación Ecotextil, menos del 10% de las 900.000 toneladas de residuos textiles que se generan cada año van a parar a los contenedores de reciclaje.
Merlet ha experimentado también con mascarillas quirúrgicas trituradas para la producción de ladrillos, un interesante uso potencial para algunos de los residuos relacionados con la pandemia de COVID-19.
Pensando en cómo dar una salida a la ingente cantidad de ropa que acaba en los vertederos, Merlet ideó un sistema que utiliza como materia prima ropa triturada y la amalgama con un adhesivo ecológico desarrollado por ella misma. La mezcla se prensa en un molde para ladrillos mediante fuerza mecánica, por lo que no se requiere más energía que la que necesita un trabajador humano para presionarlo. Los ladrillos húmedos se sacan del molde y se dejan secar durante dos semanas antes de usarlos.
Los ladrillos resultantes son resistentes al fuego y a la humedad, y constituyen un excelente aislante térmico y acústico. Son aptos para separar habitaciones y decorar paredes de tiendas. Si estas son de ropa, pueden ser además un reclamo para concienciar sobre un uso responsable de la moda.
Suscríbete a nuestra newsletter para conocer otros proyectos de economía circular.