La tradicional cabaña nórdica viaja a este tranquilo hotel en la campiña francesa
El arquitecto noruego Reiulf Ramstad diseña en la región de los Vosgos un alojamiento en forma de modernas cabañas de madera que integra la sensibilidad escandinava y el propósito ecológico.
Los noruegos aman su cabaña de madera, a la que llaman hitte, y las estadísticas cantan: más de la mitad de la población de ese país posee o alquila una de esas cabañas, y la prefiere al hotel. Una interesante solución es, por lo tanto, un hotel ecológico compuesto por catorce cabañas que salpican la ladera, casi como las rocas que arremolinan las aguas del arroyo cercano. El arquitecto Reiulf Ramstad ha construido con empatía naturista este conjunto hotelero situado en Breitenbach, una tranquila aldea entre los Vosgos y Alsacia, al noreste del territorio francés.
El diseño integra el propósito ecológico y la sensibilidad escandinava de su propietario franco-danés, Leroy-Jönson, y de Ramstad, el arquitecto noruego. Al implantar en Francia estas cabañas pequeñas y rústicas que en el norte se utilizan para pasar los fines de semana, el propietario del hotel ha querido ofrecer a sus huéspedes la posibilidad de disfrutar de los placeres simples pero vivificadores del lugar: caminatas por las colinas, natación al aire libre, buena comida al regreso y, en todo momento, el murmullo tranquilizador de la naturaleza. Es –dice Leroy-Jönson- la fusión de sus dos pasiones y sus dos culturas: la naturaleza y la arquitectura (es arquitecto paisajista); Dinamarca y Alsacia. Dos pasiones, canalizadas a través de un hotel de carácter sostenible.
Cada cabaña está apoyada sobre pilotes, para atenuar el impacto sobre el paisaje, y revestidas con madera de castaño sin tratar, obtenida a medio kilómetro de distancia. Se distinguen cuatro tipos de cabañas, con variantes de composición capaces de satisfacer necesidades distintas de los huéspedes.