Durante miles de años, el hombre prehistórico encontró refugio en las cuevas naturales antes de lanzarse a domeñar la naturaleza con la invención de la agricultura. A esa idea de abrigo tectónico y ancestral ha querido regresar Aires Mateus con su propuesta para la Casa na Terra, un alojamiento ubicado en la freguesía de Monsaraz, en el corazón del Alentejo portugués, muy cerca de la frontera con la Extremadura española.
La construcción se integra de tal modo en el paisaje que apenas se perciben las aberturas de los patios interiores y las claraboyas que aportan luz cenital a las habitaciones.
Foto: Nelson Garrido
El maestro portugués es el arquitecto de cabecera de un concepto de alojamiento fuera de lo común impulsado por la empresa Silent Living, con extraordinarios ejemplos como las Casas na Areia, las Cabanas no Río, la Casa no Tempo, el hotel Santa Clara 1728 en Lisboa y el proyecto que nos ocupa.
Un espectacular medio arco de hormigón perforado por una claraboya circular se proyecta desde el terreno para generar el amplio porche pavimentado con piedra.
Foto: Nelson Garrido
Casa na Terra es justamente lo que su nombre indica: una construcción no levantada sobre, sino surgida de la tierra. Hasta tal punto está lograda su integración con la topografía del terreno y el paisaje circundante, que uno podría pasear sobre su cubierta agreste y vegetal sin percibir su presencia.
El salón parece directamente excavado en el hormigón para crear una imagen de refugio primigenio.
Foto: Nelson Garrido
Los únicos elementos visibles del edificio son el acceso, los patios de las habitaciones y una cúpula que conecta visualmente todas las estancias dentro de su entorno natural. Esa oquedad de hormigón evoca con un lirismo emocionante la cueva en la que los humanos encontramos refugio en los albores de nuestra historia.
El proyecto ha sido merecedor del premio al mejor edificio del año del prestigioso portal online de arquitectura ArchDaily.
Foto: Nelson Garrido
Con una capacidad máxima para seis adultos, la casa cuenta con tres habitaciones con baño iluminadas por pequeños patios privados, una cocina y zona de salón que se abren al patio principal, con espectaculares vistas a la gran extensión de la propiedad, así como al lago Alqueva, el mayor lago artificial de Europa Occidental, con una extensión de 250 kilómetros cuadrados.
En Casa na Terra, la estudiada sencillez de los espacios interiores se mimetiza con un exterior de gran belleza y una arquitectura más que respetuosa con el entorno y el medioambiente.
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