Hotel Casa cook en Rodas
El hotel Casa Cook en la isla de Rodas te transporta a la placidez mediterránea
Blanco mediterráneo
El hotel enlaza la tradición arquitectónica mediterránea con la arquitectura contemporánea.
Las habitaciones del hotel Casa Cook, en la isla de Rodas (Grecia), tienen piscina. Eso no significa que no exista una común para todos los huéspedes, sino que aquí se da tanta importancia a la parcela privada como a la vida en común. Todo depende de lo que elijamos. Así, en el comedor existe una amplia mesa para compartir un menú entre desconocidos y no falta la conexión más espiritual que brinda practicar yoga en grupo sobre una terraza con hermosas vistas al Mediterráneo.
Rodas es conocida por el coloso, la gran estatua del dios Helio hecha por el escultor Cares de Lindos y destruida por un terremoto. Fue considerada una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. También tiene justa fama por sus playas y su tranquila atmósfera rural. Casa Cook recoge la tradición del lugar para crear un hotel en el que lo antiguo convive con lo nuevo, en un ejercicio de perspicaz armonía.
Ante todo, es un hotel orientado al bienestar. Las líneas puras de la arquitectura están compensadas por tejidos y materiales naturales. Butacas de lino blanco, lámparas de mimbre que recrean las cestas tradicionales y los suelos de madera envejecida crean un clima de enorme confort. Los espacios son sencillos, con las piezas justas, con un gusto por los detalles que se manifiesta en un techo de paja o en la vajilla de cerámica cocida por artesanos de la isla. La luz natural se filtra a través de grandes cristaleras y hacen el lugar más cálido, transparente, diáfano.
Si las zonas comunes tienen el encanto de lo tradicional, en las habitaciones encontramos todo lo necesario para parar el reloj. El descanso está asegurado con mullidas camas, texturas suaves, baños que se integran en el dormitorio generando una unidad estética. Unidad que se traslada también a la terraza, quizás el rincón más especial del hotel. Y no sólo por las privilegiadas vistas, sino por la posibilidad de acceder directamente a la piscina. Mientras la luz se va anaranjando al despedirse el día, un cóctel acompañado de música relajante ahí fuera parece la manera ideal de recordar lo lejos estamos de todo.