La exposición imprescindible de Balenciaga en el Museu del Disseny que no te quitarás de la cabeza

El Museu del Disseny de Barcelona será el lugar de peregrinaje de los fans del diseño y la moda a partir del 17 de junio. Una muestra recoge 87 sombreros y tocados creados por el maestro de la alta costura Cristóbal Balenciaga a lo largo de su vida. Para quitarse el sombrero.

Cristina Ros
Cristina Ros

Redactora de Arquitectura y Diseño

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Archivo familiar de Anna M. Torre Amat de Gili 05

El modisto defendía que en la creación y elección de un sombrero es importante tener en cuenta la armonía entre la forma de este, el conjunto y el rostro. Foto del archivo familiar de Anna M. Torre Amat de Gil. 

BALENCIAGA Pamela Tambourine 1948-1950

El proyecto ha logrado recuperar, desde su puesta en marcha, casi 100 testimonios y valiosa documentación relacionada con las trabajadoras y clientes de los distintos talleres de San Sebastián, Madrid, Barcelona y París. En la foto, pamela Tambourine de 1948-1950 de organza de algodón con una estructura interior de tarlatana.   

BALENCIAGA Casquete 1959

Según Balenciaga, el color se debía combinar con los materiales, ya que estos podían enfatizar sus características, matizarlo o armonizarlo. Casquete con hojas vegetales plegadas y trenzadas sobre tul y adorno de cinta de grosgrain, de 1959. 

BALENCIAGA Toque violette et bijou doré 1959-2

Los adornos más exclusivos eran de pedrería y de plumas de ave, desde las más comunes de gallo a las de avestruz o el plumón de cisne. Casquete de tafetán de seda sobre esparterina, plumas y broche de bisutería de piedras facetadas redondas y piedras elípticas de cristal de 1959. 

BALENCIAGA Pillbox 1955(1)

Los adornos para realzar los sombreros marcaron la moda en cada época. Debido a ello se generaron oficios tan exquisitos y delicados como el de 'plumassier' o el de 'fleuriste'. Pillbox con tafetán de rafia sobre esparterina, de 1955. 

BALENCIAGA Vestido de noche 1949

En la exposición se muestran ochenta y siete sombreros, setenta y ocho de los cuales se presentan individualmente, nueve con un conjunto y un vestido con estola, de 1949. 

BALENCIAGA Sombrero 1961

En los talleres de sombreros se empleaban materiales sencillos y habituales como la lana, o la paja, que engloba todo tipo de fibras vegetales, incluso las hojas de plátano o las cintas de rafia. Sombrero de paja de trigo clásica moldeada, adornada con aguja de paja bicolor, de 1961.  

A partir del 17 de junio, los admiradores de Cristóbal Balenciaga tienen una cita en el Museu del Disseny de Barcelona. Una muestra sin precedentes exhibe los mejores sombreros y tocados que creó este maestro de la alta costura a lo largo de su vida. En total, 87 piezas de artesanía que ponen de manifiesto la sensibilidad del artista.

Balenciaga diseñó unos sombreros esenciales para la elegancia, la exquisitez y la creatividad del total look. Él experimentó libremente a partir de un estilo y una forma muy característicos, hasta el punto de que un tipo de sombrero se denomina Balenciaga Shape. A partir del 17 de junio y hasta el 3 de octubre de este año, será posible ver de cerca estos modelos que se crearon en los departamentos de sombrerería de la Casa de alta costura en París y en Madrid.

Buen conocedor de los tocados históricos y populares, los actualizó y los puso de moda. Tocado de organza de algodón sobre tul sintético.

Buen conocedor de los tocados históricos y populares, los actualizó y los puso de moda. Tocado de organza de algodón sobre tul sintético.

La muestra profundiza en la singularidad del trabajo del diseñador resaltando las formas innovadoras e imaginativas, la selección de materiales exquisitos, la búsqueda de técnicas, y el carácter artesanal de su producción de sombreros. La suma de todos estos factores los convierte en únicos, irrepetibles y magnéticos.

La exhibición pone en valor el mundo femenino que daba forma al diseño y las creaciones de Balenciaga. Los departamentos de París y Madrid fueron dirigidos por mujeres, y sombrereras y vendedoras también lo eran. El papel de la modiste (la sombrerera) es central en el mundo de la moda, utilizando variados y exquisitos materiales −terciopelo, fieltro, paja, seda, crin, plumas, flores o bordados…− para crear un objeto único.

Balenciaga utilizó fuentes diversas para crear sus tocados: los grandes sombreros de paja de culturas campesinas mediterráneas, las tradiciones propias de la cultura popular vasca, como las boinas, símbolo vasco y francés, o las gorras de pescadores. Conocía bien la indumentaria religiosa, de la que reinterpretó las tocas de las monjas y los sombreros planos de grandes alas de los sacerdotes. Del mundo de los toros y de los majos tomó madroños, redes y tocados, tricornios y monteras, con un volumen posterior que recuerda la coleta del torero. Materiales como el azabache y técnicas como el macramé y el encaje, propios de la indumentaria popular española fueron recreados por el diseñador, dándoles una vida nueva.

Nada en su trabajo es superfluo, ningún detalle es secundario. Un recuerdo es siempre una llave a su universo creativo. Tocado con un pompón de plumón de cisne teñido, cintas y tela de raso de seda, sobre estructura de esparterina

Nada en su trabajo es superfluo, ningún detalle es secundario. Un recuerdo es siempre una llave a su universo creativo. Tocado con un pompón de plumón de cisne teñido, cintas y tela de raso de seda, sobre estructura de esparterina

Desde una óptica contemporánea, la muestra se aproxima a la importancia que tenía este accesorio para distinguirse en el contexto social y cultural de la época. Llevar sombreros a la moda significaba estar al corriente de las formalidades del vestir para el día a día, ciertas ceremonias o las distintas épocas del año, según unas reglas de etiqueta. En el mundo de la alta costura de mediados del siglo XX, los tocados aportaban glamour con un toque de audacia.

La exposición, que podrá verse hasta el 3 de octubre, está comisariada por Igor Uría, del Museo Cristóbal Balenciaga y por Silvia Ventosa, conservadora de tejidos e indumentaria del Museu del Disseny de Barcelona y es fruto de años de investigación conjunta de las colecciones de sombreros del Museo Cristóbal Balenciaga y del Museu del Disseny de Barcelona.

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