A partir del 17 de junio, los admiradores de Cristóbal Balenciaga tienen una cita en el Museu del Disseny de Barcelona. Una muestra sin precedentes exhibe los mejores sombreros y tocados que creó este maestro de la alta costura a lo largo de su vida. En total, 87 piezas de artesanía que ponen de manifiesto la sensibilidad del artista.
Balenciaga diseñó unos sombreros esenciales para la elegancia, la exquisitez y la creatividad del total look. Él experimentó libremente a partir de un estilo y una forma muy característicos, hasta el punto de que un tipo de sombrero se denomina Balenciaga Shape. A partir del 17 de junio y hasta el 3 de octubre de este año, será posible ver de cerca estos modelos que se crearon en los departamentos de sombrerería de la Casa de alta costura en París y en Madrid.
Buen conocedor de los tocados históricos y populares, los actualizó y los puso de moda. Tocado de organza de algodón sobre tul sintético.
La muestra profundiza en la singularidad del trabajo del diseñador resaltando las formas innovadoras e imaginativas, la selección de materiales exquisitos, la búsqueda de técnicas, y el carácter artesanal de su producción de sombreros. La suma de todos estos factores los convierte en únicos, irrepetibles y magnéticos.
La exhibición pone en valor el mundo femenino que daba forma al diseño y las creaciones de Balenciaga. Los departamentos de París y Madrid fueron dirigidos por mujeres, y sombrereras y vendedoras también lo eran. El papel de la modiste (la sombrerera) es central en el mundo de la moda, utilizando variados y exquisitos materiales −terciopelo, fieltro, paja, seda, crin, plumas, flores o bordados…− para crear un objeto único.
Balenciaga utilizó fuentes diversas para crear sus tocados: los grandes sombreros de paja de culturas campesinas mediterráneas, las tradiciones propias de la cultura popular vasca, como las boinas, símbolo vasco y francés, o las gorras de pescadores. Conocía bien la indumentaria religiosa, de la que reinterpretó las tocas de las monjas y los sombreros planos de grandes alas de los sacerdotes. Del mundo de los toros y de los majos tomó madroños, redes y tocados, tricornios y monteras, con un volumen posterior que recuerda la coleta del torero. Materiales como el azabache y técnicas como el macramé y el encaje, propios de la indumentaria popular española fueron recreados por el diseñador, dándoles una vida nueva.
Nada en su trabajo es superfluo, ningún detalle es secundario. Un recuerdo es siempre una llave a su universo creativo. Tocado con un pompón de plumón de cisne teñido, cintas y tela de raso de seda, sobre estructura de esparterina
Desde una óptica contemporánea, la muestra se aproxima a la importancia que tenía este accesorio para distinguirse en el contexto social y cultural de la época. Llevar sombreros a la moda significaba estar al corriente de las formalidades del vestir para el día a día, ciertas ceremonias o las distintas épocas del año, según unas reglas de etiqueta. En el mundo de la alta costura de mediados del siglo XX, los tocados aportaban glamour con un toque de audacia.
La exposición, que podrá verse hasta el 3 de octubre, está comisariada por Igor Uría, del Museo Cristóbal Balenciaga y por Silvia Ventosa, conservadora de tejidos e indumentaria del Museu del Disseny de Barcelona y es fruto de años de investigación conjunta de las colecciones de sombreros del Museo Cristóbal Balenciaga y del Museu del Disseny de Barcelona.