Este café en china es una cueva moderna que de noche se convierte en nave espacial
Hay una nueva tendencia en China que consiste en colocar cafés ultra modernos en edificios absolutamente carentes de interés. Es el caso de Café Jú.
En la planta baja de un edificio bastante triste y envejecido nos sorprende uno de los locales de moda de la ciudad china de Chengdu, en Sichuan. Una alegre incorporación a la bien establecida comunidad residente de la zona.
Arcos de entrada y mobiliario parecen esculpidos en la roca de una moderna cueva.
Creado por el estudio local One Space Design, el local es un cruce entre una antigua cueva y una nave espacial. Denny Ho, quien lidera el estudio, ha sido el encargado de diseñar todos los muebles de este café, que parecen, (o tal vez son), elementos arquitectónicos inamovibles. Los taburetes son una interpretación abstracta y redimensionada de las fichas del ajedrez, las mesas unen el techo con el suelo como si de estalactitas se tratase. Todo está pintado en un cálido color arena, hasta la más remota esquina, paredes, suelos, muebles, estanterías y techos.
La fachada del Jú Café es una explosión de modernidad y energía en un los bajos de un decadente edificio.
Denny Ho contaba con 99m2 para dejar su impronta. El punto de partida no era demasiado llamativo, antes de convertirse en esta especie de viaje a la tierra de Los Picapiedra en su versión astronauta, el local no era más que un oscuro no-lugar sin nombre. Pero las ventanas inusualmente orgánicas que parecen talladas directamente en el muro exterior, las formas curvas en este tono arena, impregnan la fachada, diferenciándolo claramente del edificio en el que habita.
El Jú Café es un espacio extrañamente íntimo y cálido en tono tierra. Las lineas curvas predominantes contrastan con la horizontalidad de las estanterías de la barra.
En el interior, más curvas, arcos y figuras redondeadas continúan el tema, pero son combinadas con potentes líneas rectas y precisos ángulos de 90º, (en las estanterías y en los cúbicos taburetes). Con este contraste el diseñador escapa de lo que habría podido resultar un espacio empalagoso en el exceso de suavidad visual y táctil.
La iluminación de este café está basada en barras de neón que de noche cambian de color. De día, las luces tenues y cálidas convierten esta singular arquitectura en una moderna cueva; cuando cae el sol, las luces se vuelven multicolor, resaltando el aspecto más surrealista del lugar. Esta particular iluminación impide por completo que la ya extraña fachada pase desapercibida para cualquiera que se acerque lo más remotamente al local.
El espacio es 100% monocromo, pintado enteramente en color arena. Las luces de neón, cálidas de día y de colores por la noche, están integradas en la arquitectura interior, salen de las mesas y de debajo de los bancos.