New York es muchas cosas. Alta, frenética, moderna, urbana… Ojo, es la ciudad más poblada de los Estados Unidos y una de las más pobladas de la tierra. Perece que lo que no pasa allí, no está pasando. Porque su influencia artística y cultural es de las más fuertes del mundo.
Así que siempre tenemos un ojo en ella para observar lo que se cuece en cuanto a tendencias de arquitectura, arte, diseño, moda, o política.
Durante los últimos meses, los neoyorquinos han tenido un espectáculo inesperado en sus trayectos diarios, ya que los cubos de basura de la ciudad se han convertido en ramos desbordados de flores de todo tipo.
Encima de los residuos...
Pero no sólo eso, también las señales de tráfico, de obras, los adoquines, las cabinas telefónicas, los postes, en las esquinas huelen a su perfume. Incluso las encontramos abrazando las estatuas. De hecho, todo aquello gris propio de la rutina más monótona y seria, ha mutado en una fantástica primavera. Y los infinitos colores que rebosan poesía son el mejor contraste al alquitrán de la urbe.
... en medio de las obras de la calzada...
Así, como por arte de magia.
... en las farolas...
Sin embargo, hay una mente detrás de esta idea. Y es que estas instalaciones temporales denominadas "Flower Flashes" salen de la cabeza del diseñador floral Lewis Miller, que utiliza una mezcla de flores para crear las exhibiciones: por un lado las que recoge una vez concluidos los eventos que él mismo decora, y por el otro, material fresco. Estamos hablando de puro arte callejero a fin de vegetar y sublimar el espacio urbano. Nos recuerda un poco a la obra de Geoffroy Mottart en Bruselas.
... en las cabinas de teléfono...
Por obvio que parezca, es una metáfora de que la belleza se puede encontrar en cualquier momento y circunstancia, por pequeños y inverosímiles que parezcan.
Si te apetece ver más trabajos de Lewis Miller, echa un vistazo a su Instagram.
... y en las paradas de taxi. Flowers everywhere!