Corría el año 1994 cuando el chef Ferran Adrià presentó su primera espuma en un menú en el restaurante elBulli de Girona. Con esta preparación no solo revolucionó el mundo de la gastronomía, también consiguió que el sifón Gourmet Whip de la empresa austriaca ISI entrara a formar parte del menaje de las cocinas particulares. Como este utensilio, hay otros que han supuesto un punto de inflexión para preparar alimentos. Es el caso de la batidora Minipiner, un invento español con relevancia mundial; el exprimidor Juicy Salif, diseñado por Philippe Starck para Alessi en 1990 que, como su autor aseguró sirve para generar conversación; la olla exprés, la cafetera italiana o el hervidor Pito, diseño de Frank Gehry. "Todos ayudan a que la experiencia culinaria sea más confortable, eficiente y segura", asegura el arquitecto barcelonés Juli Capella, que ha comisariado una exposición con 33 propuestas, entre ellas los utensilios citados, que dan una visión de conjunto de la historia de la cocina en el último siglo.
Juli Capella, comisario de la muestra.
La muestra, denominada Design Master Chefs y abierta hasta el 30 de junio, "quiere ofrecer al visitante una temática atractiva y cualificada, mostrando la simbiosis entre la cocina de alto diseño con productos afines, a través de una breve selección de objetos, hoy imprescindibles en una cocina", explica Capella, que ha dispuesto las piezas salpicadas en encimeras, islas o armarios de la cocina de la casa alemana SieMatic en la madrileña flagship de ICONNO (C7 Jorge Juan, 38).
Entre los utensilios de cocina expuestos se encuentra la cazuela Coquelle. Cuyo primer prototipo data de 1925 y que fue desarrollado por dos industriales belgas: Armand Desaegher y Octave Aubecq; uno, especialista en esmaltado y el otro, experto en fundición. Juntos "descifraron el código" para esmaltar hierro fundido y llenar las cocinas de color. Así nació Le Creuset. La versión expuesta es un rediseño realizado en 1958 por Raymond Loewy, el diseñador americano padre del diseño industrial, que reinterpretó la tradicional cacerola redonda con un estilo minimalista para atraer los gustos de la sociedad de posguerra.
Selección de ollas, con la cazuela Coquelle de Le Creuset en primer plano.
En el recorrido no faltan piezas con sello patrio, como "la mejor aceitera del mundo y abundantemente copiada": la aceitera cónica antigoteo ideada por Rafael Marquina en 1961, una pieza ya de culto con la su autor quiso compensar a su madre de quien había recibido reproches de pequeño por mancharse a menudo al servir el aceite.
En el recorrido hay una selección de pequeños electrodomésticos.
Los amantes del té podrán deleitarse con los distintos hervidores, como Pito, ideado por Frank Gehry, o el diseño de Richard Sapper, que emite las notas Mi y Si cuando el agua está a punto. Y los más cafeteros podrán encontrar diseños de algunas de las herramientas para preparar la bebida más significativas, entre ellas la icónica Moka exprés, un invento de 1933 de Alfonso Bialetti basado en emular el café a presión de los bares e inspirado en el funcionamiento de la lavadora que utilizaba su mujer. "Muchos creen que Moka significa café, pero es el nombre del puerto yemení del que llegaba el mejor café a Europa", apunta Capella, comisario de la muestra que ha contado con la colaboración especial de Alessi y de la tienda de menaje y escuela de cocina Alambique, así como de marcas como Bodum, Bra, Braun Claudia and Julia Complementos del Café, Guerrero Claude, IItala, Kenwood y Knindustrie.