Después de graduarse en Elisava y estudiar un máster en Diseño de Producto en la ECAL de Lausana (Suiza), Júlia Esqué (Barcelona, 1986) comenzó su singladura profesional entre Barcelona y Nueva York colaborando con Stephen Burks Man Made, Martí Guixé, Jaume Ramirez y Curro Claret. En 2019 se estableció como diseñadora independiente. Esqué reivindica el intercambio de experiencias con otros diseñadores y asegura que nunca tuvo prisa para comenzar su propio proyecto: "Lo hice cuando sentí que tenía la mochila llena de respuestas y que estaba lista para empezar. Considero que mi formación ha sido tanto académica como profesional, y el hecho de haber trabajado con diseñadores diferentes me ha dado una visión holística que ha marcado mi manera de hacer".
Espejo Narciso presentado en London Design Festival 2020
Trabajar con las manos es necesario en su proceso de creación: "Desde que tengo recuerdo he disfrutado haciendo cosas con las manos. Mi abuela era ceramista y mi abuelo paterno, herrero; guardo buenos recuerdos en sus talleres. No sé si será esta la razón, pero la manera que tengo de avanzar con los proyectos es maquetando; necesito entender la relación de los objetos con nuestras manos". Una forma de hacer que permite que sus objetos nos resulten tan naturales y cercanos, y que podamos relacionarnos fácilmente con ellos, como la delicada butaca Hortensia que diseñó con Andrés Reisinger, editada por Moooi, o la Copa-Cava- FAD, objetos de gran belleza formal que son un derroche de investigación.