En el verano de 2020, cuando las restricciones por la pandemia todavía estaban presentes, la diseñadora gráfica india Latika Nehra (Jaipur, 1991) decidió cambiar la pantalla del ordenador por "algo más real que pudiese hacer con las manos: cerámica". La empresa para la que trabajaba en Berlín cerró, y Nehra se lanzó a esculpir a la manera tradicional jarrones que recuerdan a las fotografías de Karl Blossfeldt (Cross-Pollination), el vestuario de Oskar Schlemmer o las formas animales (Birdsongs) en su taller de la capital alemana.
Sin maquillaje
Nehra utiliza la antigua técnica del coiling (enrollado) para superponer tiras de arcilla a las que después da forma, "sin esmalte, con su grano y su textura natural", explica. Su inspiración surge del movimiento del cuerpo humano o la naturaleza, que reduce a su mínima expresión o exagera y dramatiza. Le gusta pensar que trabaja con uno de los medios de expresión más antiguos que existen, el barro, "de forma autodidacta", sin desdeñar la belleza de las formas. Habiendo nacido en una región tan rica culturalmente como el Rajastán era inevitable