Descubre esta taberna japonesa con mobiliario nórdico en Barcelona

Hay una pequeñísima y recóndita calle en el barrio de la Barceloneta, en la Ciudad Condal, por la que es prácticamente seguro que no pasarás de camino a ningún lado. Vale la pena, sin embargo, ponerle una estrellita en tu mapa y acercarte a ella, acaba de aterrizar ahí el nuevo secreto a voces de la ciudad; El Japonés Escondido.

Este Izakaya, o lo que es lo mismo, esta taberna japonesa, es la última propuesta del gran grupo Tragaluz. Lekuona Studio ha sido una de las principales cabezas pensantes del proyecto, quería hacer algo distinto, crear un lugar "que sea casi todo menos un restaurante, un sitio al que vas porque sabes que te vas a divertir". Así que sí, los sabores son absolutamente nipones y te van a fascinar, aunque toman formas inesperadas, (en este japonés te puedes pedir un sandwich y son unos expertos en la robata, el clásico grill japonés); pero, seguramente volverás porque el entorno es acogedor, porque el trato es simpático y desenfadado, porque el ambiente es ruidoso en el buen sentido de la palabra, un poco loco y porque te lo has pasado bien, has salido inspirado y expandido. Es toda una experiencia.

El sello Lekuona impregna el local, que es austero, acogedor, un poco industrial y con el foco puesto en el detalle, en los pequeños bodegones que parecen casuales que encontramos aquí y allá. El mobiliario, rescatado en su gran mayoría, es de estilo nórdico, con piezas, por ejemplo, de la serie inspirada en Japón del diseñador Børge Mogensen. La iluminación combina también piezas de estilo nórdica con otras japonesas. La filosofía del proyecto es usar poco y bueno y reutilizar siempre que se pueda.

Emilio Lekuona y su familia son unos enamorados de Japón, así que el proyecto le iba como anillo al dedo. Rescató una imagen de su colección de fotografías anónimas compradas en mercadillos; ésta la había comprado en Kyoto, en uno de sus varios viajes por el lejano país, se trata de un retrato antiguo en blanco y negro de un hombre nipón. Volvió a verla mientras trabajaba en el concepto de este restaurante y se dio cuenta de que el hombre de la imagen era él, el japonés escondido, sólo tenía que cubrirle los ojos con un trozo de cinta. Ahora, enmarcada y colgada en la pared, la foto preside la sala.