Sarah Birkett, cofundadora del hotel Sussurro, nació y creció en Zimbawe hasta que, de adolescente, se marchó. Trabajando como modelo recorrió el mundo durante más de una década hasta que volvió ahí donde estaban sus raíces. Al volver a su país natal pasó mucho tiempo en compañía de las comunidades artesanas locales, explorando la cultura que se halla intrínseca en los objetos de uso diario hechos a mano. Las identidades materiales africanas son su pasión y una de las principales características que aporta al hotel. Adam, su pareja y cofundador del hotel es especializado en la conservación natural y juntos son el corazón del proyecto.
La sostenibilidad es su bandera y la llevan hasta el extremo de planear plantar árboles, los fascinantes manglares africanos concretamente, para compensar las emisiones de CO2 emitidas por cada uno de sus clientes en su viaje hasta este paraíso.
Su objetivo es que quien cruce sus puestas se encuentre en un lugar que le sostenga, un lugar en el que alinearse con la naturaleza y sumergirse en una experiencia de viaje más significativa. Para ello, el visitante contará con un bungalow privado con más de 300m2 de intimidad natural, con baños interiores y exteriores y una pasarela al mar. La arquitectura vernácula de Mozambique con sus característicos techos de ensueño, combinado con un diseño minimalista en tonos beige y marrones, los materiales como el cemento pulido y los tejidos, junto con los listones irregulares de madera, puro wabi-sabi a la africana. Se siente el mimo puesto en hasta el más mínimo detalle. Que nada rompa la armonía de unos días en tierras africanas.
La luz entra por todas partes, tiñendo las paredes y hasta el alma con los siempre cambiantes colores que permean el espacio. Las habitaciones están vestidas con mobiliario construido en el propio espacio, surgiendo del suelo y de las paredes, y con piezas de artesanía sub-sahariana seleccionadas con mucho cuidado. La artesanía es para ellos el lenguaje que une a la humanidad con la naturaleza, actividad de imperativa necesidad para nuestro desarrollo como especie en comunión con el mundo natural.
Su compromiso con el país es fuerte también, no invadir ni a la comunidad ni al paisaje y no solo eso, dar. Proveerse solo de productos 100% africanos, tanto en material como en producción. Apoyar solo la pesca y ganadería sostenible y local. Utilizar solo energías renovables. Dar trabajo a la comunidad.
Sussurro es un combo ganador para unas vacaciones donde desconectar del ruido externo y, con los pies descalzos hundidos en la arena, conectar con uno mismo y con la tierra.