El perfume es visceral, y conocer el que a uno le emociona es el primer paso para disfrutar de verdad. Sin embargo, “la gente tiene miedo a los aromas y no les saca el inmenso partido que tienen”, dice la diseñadora de fragancias Cristina Sala, de Open Senses. "Hay que saber jugar, divertirse y experimentar: la casa debería ser un festival", puntualiza.
En un país como el nuestro, con una larga tradición en el cuidado del aroma del hogar, “tanto por ser una sociedad que valora la pulcritud como por la tradición árabe que llega hasta nuestros días”, según comenta el perfumista Ramon Monegal, cuidar los recuerdos olfativos vale la pena pues quedarán en la memoria: “Cuando nació mi primer bebé fui muy consciente del perfume que le ponía y también del que yo utilizaba –revela Cristina–, quería grabar ese momento y recordar esa etapa de mi vida para siempre”.
El hogar es uno de los ámbitos en el que las fragancias adquieren trascendencia. No se trata de que un olor nos sitúe en un espacio y en un instante sino que puede proporcionarnos un estado de ánimo determinado. Profesionales de la agricultura, la química, la bioquímica y el marketing nos ayudan a conformar nuestro propio mapa olfativo. Mònica Fernández, artífice de Aromalaboratory, es una de ellas. Elaborados bajo los preceptos de la aromaterapia y la hidroterapia a partir de activos biológicos procedentes de plantas medicinales, define sus clásicos Purificadores del Aire como "una interpretación aromática del espacio personal". Los hay que fomentan la tertulia, otros que estimulan la creatividad, que aportan fortaleza o que inducen al sueño.
La estructura de un perfume se basa en un inicio, un corazón y un final, explica Ramon Monegal. Según la formulación de los ingredientes, la volatilidad es distinta. "Funciona como una orquesta: primero los instrumentos de aire, luego los de cuerda, los de viento y los de percusión; uno va detrás de otro y juntos forman la pieza”. La materia prima es el elemento protagonista, su principio fundamental y también la base del lenguaje con el que se expresa el autor. En Cal Margarit sus campos de lavanda, situados a 1.200 m de altitud, les proveen del principio para elaborar sus productos de cosmética 100% natural. Del mismo modo, Fragàncies del Montseny se nutre de sus propios cultivos ecológicos de plantas aromáticas y medicinales para crear sus propuestas.
La naturaleza proporciona al perfumista aceites en forma de esencias, absolutos, concretos, resinas o infusiones extraídos de plantas procedentes de todo el planeta. “Esta industria es a la vez muy creativa y muy técnica”, nos dice Silvia Ravetllat, de Ravetllat Aromatics. “El profesional debe tener una base química muy sólida porque, además de saber oler muy bien, debe adaptarse a las altas limitaciones legislativas”.
Los famosos nez que se rifan las grandes marcas necesitan conocer una amplia variedad de materia prima para formular y mezclar hasta conseguir el olor buscado. Ese olor que nos enamorará y nos hará rememorar una y otra vez esas fragancias de flores, siempre dispuestas a seducir, o ese toque a maderas especiadas, ámbar y resinas que marca tendencia: “La madera es el hábitat natural de los pájaros. Ofrece seguridad y proporciona confort: el olor a madera es la protección”, confiesa Monegal. Bienvenido sea.