El club de golf más insólito del mundo está en Jordania

Integrado en el entorno, inspirado en los campos de dunas y con un acabado genuino aportado por un artista local, el Ayla Golf Club rompe con los estándares a partir de un diseño orgánico, obra de Oppenheim Architecture

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El edificio ocupa 1.200 m2 de superficie en la ciudad de Áqaba, en Jordania, cuyas formas inusuales están compuestas por componentes curvos cubiertos por una capa de hormigón.

Frontal con ondulantes y aperturas laterales con hojas troqueladas y acceso central abierto

El Ayla Golf Club forma parte de la primera fase de desarrollo de un complejo de ocio de 44 km2 actualmente en construcción. Está previsto que una vez terminado, incluya apartamentos residenciales, un hotel y un espacio comercial.

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El estudio Oppenheim Architecture, con sede en Basilea, Nueva York y Miami, ha proyectado este club de golf cuya estructura está inspirada en el desierto continuo.

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El nuevo complejo de ocio estará organizado alrededor de un campo de golf de 18 hoyos diseñado por Greg Norman.

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La construcción del proyecto es el resultado de un programa de intercambio de conocimientos entre la oficina europea del estudio Oppenheim Architecture y la mano de obra local.

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A la hora de dar forma al edificio, un artista local aplicó una técnica tradicional de pigmentación a las superficies interiores, haciendo eco de las tonalidades propias de las montañas circundantes.

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La luz del sol se filtra a través de pantallas de acero corten perforadas, un giro contemporáneo de las tradicionales mashrabiyas árabes.

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Detalle de las láminas perforadas que, una vez en el interior, brindan un juego de luces y sombra muy atractivo.

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El edificio se sitúa junto al campo de golf, en una mezcla de zona árida y terreno ajardinado, pensada para descansar en sus mesas de exterior mientras se disfruta de las panorámicas.

En la ciudad costera de Aqaba, en Jordania, se levanta el Ayla Golf Club, cuya sede es una particular construcción de formas ondulantes que se inspira en las dunas naturales y las montañas del desierto jordano, así como en el patrimonio arquitectónico de los antiguos beduinos. El proyecto, a cargo del estudio Oppenheim Architecture, ofrece un diseño innovador y orgánico alrededor del cual se está desarrollando un gran complejo de ocio que tiene previsto abarcar apartamentos residenciales, hoteles y espacios comerciales. Todo ello centrado en un campo de golf de 18 hoyos diseñado por Greg Norman.

Una cubierta de hormigón macizo cubre las áreas del proyecto, envolviendo las paredes interiores y exteriores de cada volumen bajo una superficie continua que emerge de la arena. Todo ello a partir de unas formas ondulantes que dejan a un lado las paredes y techos convencionales para mimetizarse con el entorno. Las aberturas curvilíneas enmarcan las panorámicas que se aprecian desde el enclave, como son el campo de golf y, de fondo, las coloridas montañas de Aqaba. Junto a la esencia local, las influencias árabes también están presentes en el proyecto en forma de mashrabiyas. En este caso, su diseño tradicional se reinterpreta bajo parámetros más actuales con el empleo de acero corten. El resultado son pantallas que reproducen motivos jordanos y permiten que la luz del sol se filtre a través de ellas, preservando al máximo la privacidad del interior.

El objetivo por parte del estudio Oppenheim Arrchitecture no era tanto hacer una construcción que destacara sobre el paisaje sino que se integrara en él, con la voluntad de conectar a los usuarios del club con la propia naturaleza circundante. Para ello, se dedicó a ocultar los sistemas de ventilación e iluminación, con el fin de mantener la pureza de formas del edificio, de la que emana la esencia del lugar. Parte de esa genuinidad proviene de la participación de los trabajadores y artesanos locales en el proyecto. Asimismo, las paredes interiores fueron pigmentadas por un artista local usando minerales de las colinas cercanas, añadiendo una mayor sensación de crudeza y falta de pulido al espacio, fiel a su contexto e inspiración.

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