10 claves para darle arte a tu casa
Rodearse de arte requiere talento y gusto. Aquí van algunos trucos para colocar las obras en el lugar y a la altura adecuada
PB elle ninaisraelsson 2014 0036
01
La primera impresión
El recibidor es algo más que una zona de tránsito. Es el foco de esa primera impresión que nos condicionará la manera de sentir el resto de estancias. Vestirlo con obra gráfica es la mejor tarjeta de presentación.
02
En su justa medida
En el salón, la pared del sofá es un buen lugar para empezar. La regla clave es que los cuadros, sea uno o sean varios, no sobresalgan de los límites que marca el propio sofá, procurando que queden centrados, con un margen de unos 20 centímetros del sofá, y que el centro del cuadro quede a la altura de los ojos.
03
Cuestión de protagonismo
Un cuadro grande dirigirá la atención a la pared destacada, mientras que una secuencia de pequeños cuadros generará orden. En paredes solitarias con muebles pequeños, un cuadro bien puesto las convertirá en el centro de atención ya que al colgarlo, el mueble quedará enmarcado. En zonas de paso, los cuadros pueden generar un interesante juego con el que dirigir el protagonismo allá donde nos interese de una manera sutil y con mucho carácter.
04
Aliado natural
La luz natural permite apreciar mejor los colores y la textura de una obra pictórica, pero la incidencia directa del sol puede degradar los colores. Para iluminarlos con luz artificial, la opción clásica es instalar un aplique a unos 20 cm del cuadro; o si se hace con focos desde el techo, que queden a un ángulo de 30° del cuadro.
05
El mejor apoyo
Lo habitual es colgar los cuadros en una pared, pero también tenemos la opción de dejarlos reposar sobre una superficie, de manera que se evita hacer agujeros. El suelo siempre está ahí, pero a veces queda bajo. En cambio, si hay superficie despejada suficiente en algún mueble o estantería, apoyar los cuadros es una solución muy práctica y da la posibilidad de intercalar obras de distinto tamaño de una manera más fácil y estética.
06
El tamaño sí importa
En los cuadros tan malo es quedarse corto con el tamaño como elegirlo demasiado grande. Para acertar con la proporción justa, lo mejor es probarlo. Y como es difícil imaginarse el efecto, se ha de simular sobre la pared y hacerle una foto, y tener muy en cuenta que si el cuadro tiene colores muy claros se verá más pequeño de lo que es en realidad, mientras que si es oscuro puede absorber lo que le rodea, dando la sensación de ser más grande de lo que es.
07
Sin interferencias
El arte puede estar presente en cualquier rincón de la casa, pero sin distraer de actividades que requieran concentración. En áreas de trabajo es conveniente ubicar las obras a espaldas del asiento.
08
El todo por las partes
Para que el arte quede integrado en el interior del hogar, lo primero es que la selección de obras tenga en cuenta la imagen del todo. Eso no quiere decir que deban ser todas iguales, pero sí que el resultado sea armónico en el mismo plano visual. Acertar pasa por que los tamaños y las gamas de color sean coherentes, tanto entre sí como respecto a su entorno.
09
Composición de lugar
Cuando los cuadros comparten tamaño, marco y paspartú, lograr un resultado ordenado es más fácil que cuando son muy diferentes entre sí. En todo caso, lo ideal es buscar una composición simétrica y que el conjunto forme una figura compacta (cuadrado, rectángulo), o al menos que los caminos o espacios entre obras sean iguales.
10
Sana competencia
Las fotografías impresas sobre distintos soportes son una opción muy interesante que permite personalizar el ambiente con imágenes de paisajes o personas queridas, en el tamaño deseado y en exclusiva. En la imagen, aplicación de impresión digital en soporte rígido de Laura Seppänen.