La «Casa de muñecas» del Festival de Adelaida.
El artista japonés Tazro Niscino (Nagoya, 1960) suele trabajar bajo distintos seudónimos como Tatzu Nishi (el principal de sus apodos), Tazu Rons, Tazro Nishino, Tatzu Oozu, Tatsurou Bashi, Taturo Atzu y Amabouz Taturo. Sus obras de arte las concibe como instalaciones efímeras para espacios específicos, muchas de ellas de carácter arquitectónico que a veces transforman monumentos históricos o pueden llegar, incluso, a convertirse en hoteles temporales. La instalación que abre este artículo, la primera Casa de muñecas realizada por el artista, se situó a la entrada del Palacio de Tokio parisiense entre junio y septiembre de 2018, dando la bienvenida a la exposición CHILDHOOD: Another banana day for the dream-fish, que se pudo ver en la capital francesa en el verano de aquel año y que toma su título de uno de los relatos más conocidos del escritor estadounidense J. D. Salinger, Un día perfecto para el pez plátano. La exposición no tenía, en cambio, el carácter profundamente pesimista del escritor, sino que mostraba la magia que puede encontrarse en la vida cotidiana y reflexionaba sobre la infancia como un espacio temporal de libertad creativa.
La casa de muñecas gigante que Amabouz Taturo (el apodo empleado en esa ocasión por Niscino) expuso tenía tres alturas y permitía a los visitantes entrar y caminar por ella, con un único objetivo: atraer a un público no habituado al arte contemporáneo. «Siempre quise llegar a aquellos que normalmente no están interesados particularmente en el arte –dice–. Pienso en cómo atraer a esas personas y las grandes exposiciones al aire libre generalmente atraen a este público. Me gustan mucho esos eventos».
Recientemente, una segunda Casa de muñecas gigante de Tatzu Nishi se pudo ver del 28 de febrero al 15 de marzo pasados, en la sexagésima edición del Festival de Adelaida, en Australia Meridional, que logró escapar, por los pelos, al confinamiento por coronavirus, que se estableció allí el 23 de marzo.