Acaba de anunciarse el Color del Año. Y, según la empresa AzkoNobel, de la que forma parte Bruguer, el elegido es el Madre Tierra. Un color que proporciona serenidad y calma.
Como cada año, son muchas las apuestas sobre cuál será el Color del Año. Y en esta ocasión, el favorito ha sido el Madre Tierra, un tono que nos da estabilidad emocional.
Si el color del año representa el estado de ánimo del momento, la elección del Madre Tierra nos habla de un momento en el que nos gusta rodearnos de seguridad para ser capaces de afrontar los cambios que se producen a nuestro alrededor.
En una conferencia digital dirigida por Mateo Palacio, Marketing Manager de Bruguer, la firma ha anunciado que los próximos meses esteremos envueltos por entornos cálidos y confortables representados por el color Madre Tierra.
"Es un color que nos ayuda a tomar decisiones inteligentes y sostenibles para el futuro", afirma Heleen Van Gent, Directora Creativa del Global Aesthetic Center AkzoNobel. El elegido es un tono que nos proporciona el coraje que necesitamos para cambiar lo que no nos conviene. En una época algo convulsa, Bruguer presenta una alternativa tradicional y, al mismo tiempo, de futuro.
Y para contextualizar el nuevo Color del Año, Bruguer lo ha acompañado de cuatro gamas cromáticas que lo hacen brillar más. Así lo ha asegurado Ana Figueras, Bran Manager de Color y Especialista en Tendencias.
La primera gama es lo que Ana Figueras define como colores expresivos. Femeninos, contribuyen a crear un espacio empoderador, un hogar donde nos sentimos cómodos. Los rosados son los protagonistas de esta primera gama de colores que acompañan al Madre Tierra.
Los rosados son colores expresivos que, junto al Madre Tierra, generan paisajes optimistas. Son el símbolo del empoderamiento, el punto de partida para empezar a hacer las cosas de una forma diferente.
La segunda gama, según Figueras, son los colores de confianza y es un espectro cromático que abarca diferentes tipos de grises y marrones. Son unas combinaciones que nos aportan equilibrio, que nos hablan de solidaridad. Nos dicen que juntos, somos más fuertes. Y cobran especial importancia en un lugar de la casa que ahora juega un papel fundamental, la home office.
La tercera gama de colores que dan soporte al Madre Tierra son los colores amarillos, ocres... Tonos vinculados al folclore que nos invitan a mirar al pasado para avanzar en el futuro con seguridad y confianza.
Y, por último, están los colores tierra propiamente dichos. Los colores de la Naturaleza, como el azul del mar y del cielo o el verde del césped. Tonos que, indirectamente, favorecen la economía circular, que nos ayudan a producir menos y mejor.
"Cambiar los colores de la casa puede tener un efecto mágico", dice Heleen Van Gent. El Madre Tierra, y todos los colores que lo rodean, llegan para que disfrutemos de interiores más cálidos. Crearán entornos favorables para la creatividad y nos invitarán a vivir de una forma más saludable.