Olvida el bordado tradicional, llega el 3D
La artista Justyna Wolodkiewicz convierte la técnica del bordado en una expresión artística
La tela se coloca sobre el bastidor, el hilo pasa por la aguja y comienzan las puntadas a buen ritmo: punto de cruz, punto de festón, cadeneta y remate. Esta es la secuencia típica de cualquier bordador experimentado, de la que nacen las letras escritas en las batas de los pequeños escolares, los remates de mantelerías y las toallas con las que nuestras abuelas surtían el ajuar. Una técnica que está más de moda que nunca: el bordado se ha transformado en un proceso creativo que ha dado un salto más allá de la tradición, reinventándose en arte.
Las redes sociales se inundan de creaciones bordadas y, entre todas ellas, destaca la obra de Justyna Wolodkiewicz, una artista polaca que comenzó a bordar de forma autodidacta y cuyas creaciones podemos clasificar como bordados en 3D. Empezó esculpiendo con arcilla polimérica, más conocida como Fimo, creando pequeñas piezas como relojes de pared que comenzó a subir a Instagram, y fue vía esta red social que le llegó la inspiración: al ver la obra de otros artistas se planteó la idea de incorporar el bordado a sus relojes, aprovechando sobre todo la redondez del bastidor como punto de partida.
Poco a poco fue olvidando el punto de partida de las manecillas y los números más propios de un reloj para dejar paso a creaciones alocadas y tridimensionales, a las que comenzó a incorporar pequeños injertos de arcilla, siempre cosiéndolas a la tela, puesto que la pretensión de Justyna es evitar colas o pegamentos y coser ya sea de forma visible o no cada una de las piezas que aparecen en sus creaciones. Se inspira en las formas geométricas y en la arquitectura para bordar sus pequeños bastidores y convertirlos en piezas que son dignas de decorar cualquier habitación. Se encuentran a la venta a través de Etsy.