Beber bien es la máxima pretensión de Bar Trafalgar que, ubicado junto a la Sala Clamores, acaba de abrir sus puertas en Madrid con la intención de convertirse en un clásico "bar de siempre". Aquellos que caracterizan a la capital como su insignia cultural y social, esos lugares en los que pasar horas comiendo y socializando. "Queremos ser un sitio al que puedas ir a tomarte un vino, jugarte un billar o beberte una buena copa. Nuestra generación siempre ha admirado sitios como el Café Gijón o el Cock, clásicos de Madrid, que representaron una época y por eso perduran. Ahora nos hacía falta encontrar un bar de hoy. Puro y duro. Un bar que defina este momento de la ciudad y de nuestra generación. Así que decidimos abrir el nuestro", dicen David Yllera, Nacho Aparicio y Juan Tena, fundadores del nuevo establecimiento.
Una gran tinaja aporta un punto clásico al local.
Desde fuera, la fachada del establecimiento ubicado en pleno barrio de Chamberí recuerda al mítico cuadro Nighthawks de Edward Hopper (1942). Y ya en su interior, la barra con forma de U es la gran anfitriona del local que, tal como reza su web, es bar de día y de noche, es decir, para todas las horas y ocasiones. El interiorismo ha corrido a cargo de la arquitecta Marta Banús, que ha sabido recuperar algunas de las paredes originales para darles nueva vida y un toque de modernidad junto a piezas únicas como una monumental tinaja de barro antigua, cuadros y fotos de amigos artistas, sillas de terciopelo azul, taburetes de inspiración industrial, una mesa de billar y equipos de música de los años 80. La interiorista ha conservado la esencia del local con una disposición que invita a la conversación, manteniendo los tintes retro de esta antigua taberna.
La barra en forma de Un protagoniza el espacio donde no falta una mesa de billar.
Por la noche, además, se reemplaza la luz natural que entra por los enormes ventanales del espacio por unas luces de neón rojas que acompañan el recorrido nocturno. "Como cualquier proyecto nuevo da vértigo lanzarse de lleno, pero juntos hemos logrado hacer de Bar Trafalgar un bar muy nuestro. En un momento en el que hay cabida para tantos conceptos prefabricados hemos puesto nuestro empeño en crear un bar de verdad, nuestro bar, un bar de Madrid", cuentan los propietarios.
Los melómanos disfrutarán escuchando la música que suena en los equipos de los años 80.
Además de una cuidada decoración, intentando huir de las modas, en la carta del nuevo local no hay nada que se salga de la tradición, aunque sí platos de bar que se permiten la licencia de incorporar un ligero toque actual: como unas bravas de Chamberí 'amilhojadas', unas mollejitas de ternera con salsa 'alegre', las clásicas gildas, unos perfectos boquerones con piparras o una tradicional ensaladilla rusa. Preparaciones que siempre han acompañado en las barras y que le abren el paso a algunas elaboraciones más complejas, como el ajillo de corvina macerada, la ventresca de atún rojo a la brasa con escabeche de verduras; el bikini de lacón ahumado y comté fundido; o La Fina, la cheeseburger de la casa.
Una carta breve y sencilla pensada para que el protagonismo se lo lleve una cuidada selección de cócteles y vinos, ecléctica y diversa como el barrio donde se ubica.