Si algo tiene Forcadell es juventud (26 años) y un universo muy identificable. Es excéntrico, vital, repleto de una maravillosa paleta de colores, y con símbolos por todas partes. Su arte pictórico, que rebosa explosividad, habla mucho de su origen, aunque lo fundamental es que es multidisciplinar: Tanto hace una performance, como pinta un cuadro, una tela o un bolso.
Este prolífico estudiante de Diseño y Dirección de Arte en Eina (Barcelona), que ya ha vivido en nueve casas, no deja indiferente a nadie.
¿Cómo de importante es el papel de lo rural en tu trabajo?
Es fundamental, me gusta recordar que todos venimos de aquellas comunidades pequeñas, que somos una persona y no un numero. Y que las cosas importantes e imprescindibles de lo conocido como vida no entienden ni de riquezas. La ruralidad nos enseña a reutilizar, aprovechar, guardar, ayudar y construir. Nos prepara para ese futuro tan incierto en el que es imprescindible que cuidemos de la naturaleza y del entorno. En el pueblo, esta filosofía está más presente que en la ciudad.
Iván tiene un don con la combinación de colores.
¿Vivirías en la ciudad?
Podría y, de hecho, estoy siempre en ella. Y es que mi vida se divide entre el campo y las ciudades. Todo gracias a las amplias posibilidades de trasporte que el siglo XXI nos ofrece. La ciudad me da energía, adrenalina y me permite ampliar horizontes y circulo social. El pueblo me devuelve la humanidad, el relax y el poder de la adaptabilidad. Cada día más necesario.
¿Es el comercio de proximidad la clave para un futuro sostenible?
Es un pilar pero la clave del futuro sostenible será nuestra educación, que seamos capaces de entender que no necesitamos 80.000 cosas de una calidad precaria para sobrevivir, sino 80, pero realizadas por gente que conocemos, que lo venden a una precio justo. Me refiero a que, los últimos 20 años, nos hemos engañado pagando un precio menor del que tienen las cosas. Una camiseta no puede costar 2 €, al igual que no podemos comer fresas todo el año, ni podemos pretender vivir todas las estaciones, por esa sed incansable de viajar.
"Deberíamos curar nuestras heridas internas, a fin de que, si hay algún vacío, no se rellene comprando cosas absurdas, feas e inútiles", comenta.
Te criaste con tu abuela, ¿cómo era tu habitación de adolescente?
Sí, me crié con mi abuela, mi madre y mi hermana. Un grupo de mujeres fuertes, valientes y luchadoras.
Mi habitación de adolescente era como una cuadra, siempre desordenada y caótica, con muchas revistas. La recuerdo con un hilo musical constante de "¿Puedes ordenar y limpiar , marrano?”.
¿Cuanto te queda de la infancia?
Menos de lo que me gustaría, pero suficiente para recuperar elementos. Me atrevo a decir que la infancia es como un hígado y, si eres capaz de conservar un trozo, con mucho cariño, paciencia y trabajo se puede volver a regenerar.
La pared de la habitación de Iván Forcadell, fan declarado del gotelé, destaca por los recuerdos que la decoran.
Eres multidisciplinar, ¿cuáles son tus referentes?
Lo soy por la propia necesidad de explorar nuevos campos y salir constantemente de mi zona de confort. Mis referentes son variables y de muchas disciplinas distintas, me interesa el modus operandi de los agricultores, el alma de Chavela Vargas, la capacidad de sentimiento de Louise Burgeois, la naturaleza de Barceló...
¿Diseñadores que te inspiren?
Muchos, el diseño es mi hobby. Alessandro Mendini, Ron Adad, los hermanos Campana, Franco Moschino, Jonathan Anderson, los Lalanne y mi querido y admirado Antoni Arola y su mujer Esther (ellos me hicieron reconciliarme con el diseño).
¿Y artistas?
Muchos artistas diferentes entre ellos aportan cosas aplicables a mi forma de pensar y crear. Es que podríamos hablar desde Leonardo hasta Katherine Bernhardt, pasando por Diego Rivera o Alice Neel.
El baño del artista con varios conjuntos de flores y plantas. La imagen es de lo más evocadora.
¿Y firmas deco?
Lladró, por la tradición. Y Alessi, siempre me ha encantado. Posiblemente porque, de pequeño, había pasado muchos ratos jugando con algún de sus cachivaches.
¿Qué valor le das al interiorismo de los espacios en tus performances o exposiciones?
Mucho, ya que es una disciplina que utilizo constantemente, trabajo los espacios dependiendo el concepto del propio proyecto.
Y ¿qué objetos de tu casa te definen?
Una cama enorme, objetos con historia, y voy a aceptar públicamente que me gusta el gotelé, en alguna pared, me transporta a muchos lugares de mi pasado.
Un rincón de la vivienda, que recuerda un altar mejicano.
¿Cuánto habla tu casa de tu universo creativo?
Mi casa es mi estudio, no puedo concebir en estos momentos algo que no sea dormir y trabajar bajo un mismo techo.
¿Qué condiciones necesitas en tu lugar de trabajo?
Un amplio espacio para crear y reunirme con gente para pasarlo en grande. También un pedazo de jardín. ¡Ah! Y luz, mucha luz.
¿En qué zona pasas más tiempo?
En el estudio donde produzco y en mi habitación donde pienso y sueño.
¿La Playlist de Iván?