Uno de los eventos más esperados por los que disfrutan descubriendo nuevas experiencias artísticas más allá de los estrictos confines de museos y galerías, el festival Llum BCN vuelve a tomar el espacio público con un programa de instalaciones efímeras diseñadas para iluminarnos al caer la noche. Del viernes 4 al domingo 6 de febrero, coincidiendo con la puesta de sol y hasta entrada la medianoche, el barrio barcelonés de Poblenou vuelve a acoger una nueva edición tras la que, de forma excepcional, se celebró en noviembre del año pasado. Recuperando las fechas habituales que lo han visto crecer, Llum BCN se posiciona como una de las grandes citas mundiales alrededor de las artes lumínicas.
En su 11a edición, consolidado como el acontecimiento más importante de arte en la calle que se celebra en Barcelona, Llum BCN expande el programario que ha definido su razón de ser –la intersección entre arte, ciencia y tecnología– para poner el foco en aquellos creadores que utilizan la luz como uno más de sus recursos visuales. Antoni Miralda, el artista más internacional de los que siguen trabajando en los almacenes de Poblenou, es el invitado que confirma una firme apuesta del festival por traspasar los límites de las artes lumínicas para iluminar propuestas de sugerente calado. Miralda, reconocido mundialmente por investigar el lenguaje de las fiestas populares que se celebran en el entorno urbano, presenta una intervención en movimiento que, alrededor del desfile de una hormigonera, nos habla de las obras incesantes de un barrio en continua transformación.
Confirmando las posibilidades del espacio público para reflexionar sobre la imparable deriva hacia la digitalización de nuestra existencia, Llum BCN presenta el trabajo de artistas y diseñadores que reflexionan sobre la realidad del mundo digital que ya estamos viviendo. El estadounidense Trevor Paglen, uno de los nombres internacionales que dan brillo a la presente edición, presenta una instalación que captura las caras de los espectadores y la proyecta en la fachada del edificio Disseny Hub Barcelona de las Glorias (DHUB), acompañada de las etiquetas con que los algoritmos clasifican y definen esas mismas caras. Con similar voluntad provocadora, los barceloneses Domestic Data Streamers nos alertan, mediante la pieza instalada en la Sala A del DHUB, sobre cómo el aluvión de información al que vivimos sometidos está reduciendo nuestra capacidad de concentración. En su recorrido sensorial, la desinformación se convierte en la luz que nos ilumina.
Con una ambición por superar el carácter efímero propio de su naturaleza, el festival se postula también como un gran laboratorio abierto a las nuevas disciplinas artísticas y se abre especialmente a la participación de los creadores más jóvenes. 16 escuelas de arte, diseño, iluminación y arquitectura exhiben sus proyectos conjuntamente en el Parc del Centre del Poblenou. Los estudiantes convierten Llum BCN en una plataforma imprescindible para descubrir el talento en ciernes. Las jornadas entre profesionales, programadas en el marco del Disseny DHUB durante el mismo fin de semana, y el programa de instalaciones más experimentales promovido por Poblenou Urban District bajo el título de OFF Llum BCN, constatan esa voluntad por establecer vínculos intergeneracionales entre todos los creadores que trabajan la luz y todas sus posibilidades expresivas.