Los riads son antiguos palacetes árabes con patio interior en los que no falta la fuente ni su coro de plantas para desconectar. Estos alojamientos donde todo está en calma sirven de refugio al viajero porque parece que en ellos el tiempo se ha detenido. Aunque la ciudad de Marrakech ha sabido aprovechar el enorme potencial de estas refinadas residencias, su fórmula, que combina relax y sofisticación, se ha trasladado a otros puntos del mapa, como la isla de Mallorca. Allí, ubicado en una callecita a continuación del paseo de Born, en pleno corazón de la ciudad de Palma, se encuentra la apertura hotelera más sonada de la temporada, Palma Riad.
Emplazado en un edificio que data de 1723 rehabilitado que antiguamente era una residencia familiar, este hotel cinco estrellas está reservado para el público adulto. Techos altos de cinco metros, una arcada de piedra y un patio central mantiene la estructura constructiva propia de la zona que el interiorista Pablo Peyra ha transformado en un exótico establecimiento de reminiscencia marroquí. "Es un hotel diseñado para viajeros que quieran darse un capricho, busquen un punto diferente y quieran alojarse en el sitio con más vida de la ciudad", sentencia el artífice de su diseño.
El centro de la casa parece un paraíso con sus exuberantes plantas y su fuente.
El nuevo establecimiento balear dispone de 11 suites, cada una concebida de forma única y original, con un interiorismo distinto ideado por el interiorista con estudio en Barcelona. Casi todas las estancias privadas para los huéspedes cuentan con chimenea y dejan ver el paso del tiempo, ya que Peyra ha respetado los elementos originales de la casa, como los suelos hidráulicos, los papeles de las paredes, el artesonado y las puertas y ventanas. Destaca la Master Suite, una habitación de 70 m² ubicada en la planta noble del edificio, con cama extragrande para cuatro personas, bañera para cuatro personas y salón con mueble bar.
Espejo en el techo, chimenea y amplio sofá en el salón la Master Suite.
Los baños de las habitaciones trasladan al huésped a un hamman marroquí. "Cada uno cuenta con mucho espacio, también hay doble ducha en casi todas las habitaciones y cuentan con majestuosas bañeras como elemento diferencial", cuenta el interiorista barcelonés cuyo trabajo se caracteriza por convertir los espacios en verdaderas obras de arte.
Los baños trasladan a los huéspedes a un 'hammam'.
El nuevo hotel cuenta con un restaurante, Morokko, cuya apertura está pendiente y tendrá un horario exclusivamente nocturno y para adultos. Es un espacio en el que disfrutar de una cocina fusión y terminar la velada con unas copas. Para el día, los clientes pueden relajarse en el solárium con hamacas o el patio con ambientación marroquí en el que no faltan elementos como mobiliario de mimbre junto a una fuente con azulejos de patrones geométricos.