El mundo de la fotografía despide a Ferran Freixa, un referente de la generación de fotógrafos catalanes de los años 70. Freixa deja tras de sí una extensa obra, en la cual se incluyen imágenes de interiores y de proyectos de arquitectura, y colaboraciones con profesionales de relieve internacional.
Nacido en Barcelona hace 70 años, estudió dibujo y pintura entre 1965 y 1968, para iniciarse un año después en la fotografía profesional y el diseño gráfico, fundando su propio estudio. En 1978 comenzó a realizar fotografías de arquitectura e interiores, trabajos que son característicos de su obra.
Llegó a ser uno de los máximos exponentes de la generación de fotógrafos catalanes de los 70, que constituyeron una segunda vanguardia fotográfica.
Uno de sus labores más aplaudidas fue la documentación gráfica de los restos del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, después del incendio que lo destruyó en 1994, en un trabajo conocido como El foc, darrer acte (El fuego, último acto). Apasionado de los detalles y del equilibrio compositivo, logró "una mirada singular y única", como recoge su familia en un comunicado. Esta visión pivilegiada, le permitió "hacer una fotografía melancólica y lírica, que muestra el paso del tiempo", sigue explicando la familia en el mismo escrito.
Fotografía correspondiente a su serie sobre restaurantes de Barcelona, un trabajo de documentación lleno de poesía.
Impregnó de su estilo clásico y elegante toda su obra, como la serie de fotografías que realizó de escaparates de Barcelona entre 1979 y 1980 y que hoy representa un trabajo de documentación de gran valor. Su amor por la gastronomía quedó reflejada en una colección de imágenes de mesas de restaurantes.
Freixa capturó la intimidad de algunos de los principales restaurantes de Barcelona.
Además de realizar exposiciones nacionales e internacionales, su obra se puede encontrar en las colecciones del MNAC, el IVAM o la Biblioteca Nacional de Francia. Tras su muerte, el MNAC expresó su condolencia a través de su cuenta oficial de Twitter. "Conmocionados por la muerte del amigo Ferran Freixa, fotógrafo exraordinario, de la poética y la intimidad de los objetos y las escenas cotidianas".
Comenzó a desarrollar su actividad artística a través del dibujo, pero pronto se sintió atraído por la fotografía.
Con su cámara, captaba objetos y lugares cotidianos, y los elevaba, demostrando un gran habilidad en el arte de dirigir la luz. Creó un archivo que sirve para ilustrar el paso del tiempo, el tema que más le apasionaba. Freixa falleció este domingo en su casa de Sant Vicenç de Montalt a los 70 años, después una larga enfermedad. Conmovidos por la noticia, en la redacción de Arquitectura y Diseño recordaremos siempre su infinito talento y su mirada especial para capturar la belleza de los detalles. Hasta siempre, Ferran.