Mármol, granito, travertino, pizarra, arenisca; cada una diferente, pero todas rocas. Emergen de la tierra para seguir ofreciéndonos resistencia, robustez, elegancia y perdurabilidad en el tiempo. La piedra natural nos acompaña desde antes de que la historia se llamara historia y aun hoy, miles de años después, sigue mostrándose como un material en plena forma y quizás el que mejor representa ese vínculo íntimo entre arquitectura y naturaleza.
Ramón Esteve en su proyecto para la firma L’Antic Colonial (Grupo Porcelanosa), las colecciones de lavamanos y mobiliario de baño Faces y Minim, nos da buena cuenta de ello. “Enfrentarse a un proyecto en piedra implica pensar en el origen de la roca. Cada talla nos muestra un trozo de la historia, testigo del paso del tiempo, la geología e, incluso, el azar. Seleccionando la piedra adecuada podemos emplearla tanto en un muro de mampostería que actúe de forma estructural como en revestimientos, ya sea mediante un aplacado con acabado rústico o en placas de mármol bruñido, donde los dibujos y vetas que ha generado la naturaleza se muestran en todo su esplendor”.
Naturaleza, diseño y el esfuerzo constante en I+D para lograr reinventar el material y adaptarlo a las nuevas necesidades y tendencias dan lugar a nuevos acabados y formatos. En esta línea, Nuria Izquierdo, responsable de comunicación de la firma Levantina, destaca cómo “mediante el desarrollo de nuevas tecnologías hemos conseguido formatos de 61 x 61 cm con un espesor de poco más de un centímetro. Dimensiones de cerámica y versatilidad de instalación, pero sin renunciar al valor de lo natural, lo auténtico”.
La posibilidad de instalar revestimientos con una mínima obra abre un abanico casi infinito de aplicación. Gracias a la ligereza y la amplitud del formato, el material puede dar el salto de la pared al mundo del mueble y actuar en funciones más propias de un tablero de madera, ofreciendo posibilidades de diseño desconocidas hasta ahora. Según Nuria Izquierdo, no solo las nuevas tecnologías de corte permiten ofrecer productos innovadores; también los tratamientos de última generación aplicados a la piedra permiten crear encimeras de cocina que compiten con el resto de superficies sólidas y que además “no se rayan, no les afecta el calor y mantienen sus propiedades antibacterianas”.
La piedra es un material natural cuya composición no varía desde la cantera a la aplicación. Apenas requiere de sustancias añadidas, pero indudablemente necesita energía y agua para su procesado lo cual supone un impacto ambiental. En este sentido, proyectos como Eco-Stone, al cual están adheridos los productores más importantes –Levantina fue uno de sus principales impulsores–, buscan la manera de lograr una extracción ecoeficiente, productos con una mínima huella de carbono e hídrica y lograr un impacto compatible en el paisaje. En definitiva, si alguien pensó que la piedra era un material del pasado, sus protagonistas se esfuerzan cada día en demostrar que nada más lejos de la realidad. Tradición e innovación en estado puro.