El kílim es una alfombra sin pelo ni nudos, tejida a mano con lana. En su manufactura se forma una nueva tira en la alfombra cuando cambia el color. Por eso la palabra kílim significa “que no mezcla colores”. No los mezcla, pero acepta multitud de combinaciones, lo que le convierte en una fuente de color que aporta calidez y vivacidad en cualquier estancia.
Nació hace unos 3.500 años en Asia Central, desde donde se fue extendiendo hacia Europa Oriental y África del Norte. Recibe diferentes nombres según su país de procedencia: dhurrie en la India, kílim en Turquía, gelim en Irán. Son consideradas las alfombras más antiguas del mundo y se caracterizan por sus dibujos geométricos con colores vivos obtenidos gracias a tinturas naturales.
Diseñadores y fabricantes unen esfuerzos para crear nuevos kílims que se adapten a los nuevos tiempos, sin perder la magia de su valor artesanal: cambian los dibujos, se introducen nuevos colores, pero su esencia se mantiene. Ronan y Erwan Bouroullec han reinterpretado el kílim para nanimarquina con la colección Losanges. Su confección requiere de una gran destreza por parte de los artesanos del norte de Pakistán que la producen ya que se trata de combinar 13 colores a través de la forma geométrica del rombo.
Por su parte, Ludovica+Roberto Palomba han diseñado la colección Check para CC-Tapis partiendo de fotografías que, tratadas por ordenador y ampliando sus píxeles, han terminado convertidas en motivos geométricos para cada una de las alfombras de la colección.
Mosaïek, de Javier Tortosa para Gan Rugs, es un kílim que se sirve de la geometría africana, la simplicidad y la armonía cromática. También para la misma firma, Enblanc ha creado Seal, que destaca por su armonía en la composición a partir de un cromatismo austero con algún ritmo tonal inesperado. Por su parte, el kílim Iza, que Philippe Mainzer ha dibujado para e15, utiliza el blanco y el negro para crear un patrón geométrico tan simple como efectivo.
Aunque la lana, y en ocasiones la seda, siguen siendo los materiales más empleados, el plástico reciclado se ha introducido en su confección, demostrando que los envases de botellas de plástico (hechos a base de tereftalato de polietileno, PET) esconden un tesoro cada vez más utilizado por las grandes marcas de buen diseño. De su reciclaje puede obtenerse, entre otras cosas, fibra de poliéster reciclado, una materia prima usada en la confección de tejido resistente a las manchas y al agua. El kílim Loscan, de La Redoute, utiliza PET con espléndidos resultados, asegurando un futuro venturoso –y sostenible– para esta pieza milenaria.